Emiliano García-Page se ha quedado solo en el comité federal del PSOE como el único barón crítico con Pedro Sánchez y su respuesta a los escándalos de corrupción y comportamientos machistas tras siete horas de debate a puerta cerrada, la sesión más larga desde la convulsa cita del 1 de octubre de 2016 que concluyó con la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general. El presidente de Castilla-La Mancha ha sido la gran excepción en su intervención en la que ha defendido, frente a la máxima de Ferraz y La Moncloa de que hay que preservar al Gobierno a toda costa, que el presidente se someta a una cuestión de confianza para comprobar si mantiene el respaldo de los socios de la investidura. La estrategia de Sánchez se limita, de momento, a su comparecencia del próximo miércoles en el Congreso, donde medirá el grado de apoyo de sus aliados. El barón del PSOE ha asegurado que “o se recupera la confianza parlamentaria que hemos perdido y no a cambio de más chantajes [de los independentistas], o elecciones”.
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