En sus mejores años, Yuzhmash era la fábrica de armamento más importante de Ucrania y, probablemente una de las más poderosas del mundo. Situada en la ciudad de Dnipro, esta planta ha jugado un papel crucial en la industria espacial y militar, tanto durante la era soviética como en la Ucrania independiente. En ella se fabricaban misiles, cohetes y componentes aeroespaciales. Era un orgullo nacional. Hace apenas diez días, un nuevo misil hipersónico ruso conocido como Oreshnik borró del mapa las instalaciones de esta planta. Según algunos testimonios de vecinos de la ciudad, la fábrica quedó convertida en cenizas. Los medios ucranianos no han podido acceder a los restos del lugar, protegidos por las autoridades locales, lo que ha impedido mostrar el escenario de destrucción causado por el proyectil.
Fundada en los años 50, Yuzhmash fue concebida como una instalación clave para la producción de misiles balísticos intercontinentales. Su ubicación estratégica en Ucrania, lejos de las fronteras occidentales de la Unión Soviética, la convertía en un lugar ideal para desarrollar y fabricar este tipo de armamento. Durante la Guerra Fría, Yuzhmash se convirtió en un símbolo de la potencia militar soviética y en su interior se produjeron algunos de los misiles más avanzados de su época
Yuzhmash se especializó en la producción de sistemas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y cohetes espaciales, como los misiles pesados intercontinentales SS-18, más conocido como “Satán”, considerados los más poderosos del arsenal soviético. Fue una pieza fundamental en el programa espacial soviético, fabricando lanzadores como el R-7, que sirvió para enviar al espacio a los primeros satélites y astronautas.
Con la disolución de la Unión Soviética en 1991, Yuzhmash quedó en Ucrania, lo que marcó un cambio significativo en su operación, ya que perdió muchos de sus contratos militares y se enfocó en proyectos civiles y comerciales. Tras un período de incertidumbre, la planta logró adaptarse y continuó operando, aunque a una escala menor. La anexión de Crimea por Rusia en 2014 y el conflicto en el este de Ucrania afectaron gravemente sus operaciones, ya que rompió relaciones con sus socios rusos, pero al mismo tiempo provocó que se intensificara la producción para satisfacer las necesidades del ejército ucraniano. En los últimos años, ha sido objeto de ataques cibernéticos y amenazas rusas.
Según los residentes locales, el pasado 21 de noviembre se escuchó un estruendo demoledor. El golpe del misil ruso Oreshnik fue tan fuerte que en el lugar de los talleres de producción sólo quedaron ruinas. Un testigo: “Yuzhmash ya no existe. Lo único que vimos fue polvo, como si alguien hubiera borrado la fábrica de la faz de la tierra. La gente intentó entender lo que pasó, pero simplemente no hay talleres”.
Cómo es el misil Oreshnik
El misil ruso recorrió mil kilómetros desde la región rusa de Astracán hasta Dnipro, en 15 minutos. Llevaba seis ojivas que superaron el Mach 11 (13.500 kilómetros por hora) en su tramo final. En Occidente se cree que el Oreshnik es una modificación de otro misil ruso de largo alcance para obtener un misil balístico de rango intermedio, el misil balístico intercontinental RS-26 Rubezh, un proyectil de combustible sólido capaz de alcanzar los 6.000 kilómetros de alcance máximo. El cohete puede portar explosivos convencionales, ojivas nucleares o proyectiles hipersónicos Avangard.
Días después del lanzamiento que sorprendió a medio mundo, Vladimir Putin Rusia dijo que Rusia ha comenzado la producción masiva de este proyectil y afirmó que Moscú tiene misiles análogos de todos los misiles suministrados a Ucrania por Occidente. Según Putin, el Iskander es un análogo del ATACMS y el X-101 equivaldría al Storm Shadow británico. A juicio del inquilino del Kremlin, la producción de misiles de Rusia es 10 veces mayor que la de todos los países de la OTAN juntos.