Por qué para mejorar el entorno de nacimiento y la lactancia es necesario conocer qué opinan las madres

Por qué para mejorar el entorno de nacimiento y la lactancia es necesario conocer qué opinan las madres

Cuando María Rendo tuvo a su primer hijo en 2007, en un hospital privado de Murcia, se llevaron al pequeño al nido la primera noche para, según le dijeron, tenerlo en observación. No había ocurrido nada durante el parto que justificase esa decisión. “Nadie me decía cómo estaba mi bebé, solo me decían que durmiera. Le dieron biberones sin mi consentimiento y me lo devolvieron al día siguiente sin más. Fue una separación dolorosa y absurda porque mi bebé estaba sano”, cuenta Rendo a través de WhatsApp. Para mejorar la atención al parto, al posparto inmediato y a la lactancia es fundamental saber cómo valoran las mujeres la atención recibida. Esto es lo que llevó a un grupo de profesionales a iniciar una investigación en 2023 que recogiera las experiencias de las madres y de los profesionales que las atienden.

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La formación de los profesionales: un aspecto clave

Raquel Rosa Cid tiene dos hijas, de 7 y 3 años. De su primer parto, que fue a través de una inducción pactada sin epidural en la sanidad pública, tiene muy buen recuerdo: “Me sentí en sintonía con la matrona y la ginecóloga que me atendieron, fue un parto rápido y humano. Grité, lloré y me reí a partes iguales”. Ya en planta dice que sí encontró alguna enfermera desactualizada que, cuando su bebé lloraba, le ofrecía un biberón. Su segunda hija nació también tras una inducción pactada y, aunque también fue buena la experiencia, dice que el recuerdo lo empaña la primera matrona que la atendió: “Se empeñó en romper la bolsa y se saltó nuestra petición de donar las células madre del cordón umbilical”.

La calidad de la atención de los profesionales depende de muchos factores y, según el matrón Antonio Oliver Roig, la formación a todo el personal del hospital que interactúa con las madres es un aspecto clave. También señala que hay que considerar los recursos disponibles, los protocolos existentes o la organización del trabajo, pues eso hace que no se atienda igual en todos los lugares al nacimiento y la lactancia. “Hay muchas diferencias entre hospitales grandes y pequeños, de diferentes comunidades o los de gestión pública o privada”, indica. Incluso influyen las características de las madres, como el nivel de estudios o el nivel de ingresos. “Las madres con menos ingresos o estudios tienden a recibir un cuidado de peor calidad”, apunta el investigador.

Los resultados del estudio MC-IHAN que lidera Oliver no solo pueden ayudar a mejorar la formación de los profesionales de la salud sobre lo que necesitan las madres, sino que también son clave para revisar cómo están trabajando los hospitales y ayudarles a mejorar. Él pone como ejemplo que, si los datos muestran que ellas no reciben suficiente apoyo después del parto, los hospitales pueden usar esta información para crear guías sencillas que ayuden a los profesionales a ofrecer una mejor ayuda en esos momentos y a las madres a conocer los recursos que se creen. “Al analizar mucha información de diferentes lugares, los hospitales pueden ver cómo lo están haciendo en comparación con otros y buscar formas efectivas de mejorar. Este enfoque no solo mejora la formación y la práctica profesional, sino que también anima a las madres y las familias a participar más en evaluar y mejorar la atención que reciben, lo que mejora significativamente la calidad del cuidado durante el nacimiento y la lactancia”.

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