El folclore español, que también bebe de historias de otros lugares, está lleno de oscuros personajes que se dedican a hacer el mal por el mal. Desde el hombre del saco hasta el coco, que siguen utilizándose en el lenguaje popular, hasta el olvidado, pero no por ello menos curioso, el sacamantecas. El terror, junto al humor y el dolor, son tres grandes pilares a través de las cuales conocer una cultura.
Los españoles, además, somos muy de mezclarlo todo, y no es raro escuchar chistes negros o historietas de miedo que parecen de broma. Algunos de estos relatos, por desgracia, están basados en sucesos reales y macabros sobre secuestros de menores, accidentes o desapariciones repentinas, en algunas ocasiones dispersadas y magnificadas por el rumoreo de la gente.
Abundan los relatos sobre lugares ‘malditos’, como el barranco de Badajoz o las cuevas vascas donde se dicen que vivían las brujas de Zugarramundi. Algunas de ellas han sido retratadas por el cine español, como el homenaje que se le hizo a la leyenda urbana en 2001 con ‘El Tuno Negro’ (Pedro L. Barbero, Vicente J. Martín). Este largometraje sanguinolento del género ‘slash’ trataba de dar cabida a una historieta que circulaba en las calles, especialmente entre los estudiantes universitarios, sobre un integrante de esta compañía musical que cometía asesinatos en serie en los campus de España. La película, aunque recibió fuertes críticas en su momento, es hoy por hoy uno de los grandes iconos de los amantes del género.
Nuevos tiempos traen nuevas historias, aunque la estructura suele ser la misma: apariciones terroríficas que se presentan, ‘casualmente’, de noche y a personas que no van acompañadas. Con las nuevas tecnologías, como los smartphone o las cámaras, hemos visto proliferar leyendas sobre asesinatos, fantasmas, monstruos y demás seres.
La susceptibilidad que provoca el miedo, sumada a los crímenes reales y a la confusión de la noche, da lugar a increíbles fábulas populares. Encontramos cuentos similares en diferentes culturas muy distintas, como en Japón, donde se dice que el ‘kappa’, una especie de tortuga antropomórfica, se lleva a los niños para ahogarles en el río. Ante la falta de aceptación de una desgracia como perder a un hijo, parece plausible que alguien prefiriese creer en un animal fantástico. Como se suele decir, ‘no hay más ciego que el que no quiere ver’.
La nueva ‘niña de la curva’ está en Alicante
Otra de las historietas de terror más famosas en España es la de ‘la niña de la curva’, que dice que hay una especie de fantasma de una chica joven que se les aparece a los conductores en pronunciados giros de carretera. Hay quien dice que es para advertirles de peligros y quien afirma que pretende acabar con sus vidas. Se cree que se escuchó por primera vez en 1983 tras un macabro episodio en el que una recién casada murió en una carretera de Sintra (Portugal).
Pocas veces se aparece de día o en tramos rectos de autopistas abarrotadas de coches. Que esta niña tenga una especial atracción por la forma de catenaria, una alergia fotosensible y fobia social, todo al mismo tiempo sería la única explicación medianamente racional al fenómeno, aunque para los convencidos de la existencia de esta clase de seres ultraterrenos poco argumento objetivo sirve.
Este año, el ‘influencer’ César Merino, que se dedica a recorrer y descubrir lugares de España por carretera en su cuenta @_descubriendoespanha_, compartía un rumor que le había llegado y que a muchos les recordó a al vieja historia de ‘la niña de la curva’ que tan de moda estuvo en la década de los 80. Según este creador de contenido, una pareja recién casada que conducía “a toda pastilla por la Nacional-332” tuvo un accidente de tráfico mortal.
Asegura que fue, más específicamente, en una curva del tramo que une Guardamar con Alicante, cerca del Cabo de Santa Pola. Tras el accidente, tan solo sobrevivió el novio, y la novia se les aparece por la noche a los conductores despeinada y vestida de blanco. El ‘influencer’ bromeaba diciendo que “la DGT se está poniendo seria con esto de que aminoremos la velocidad contratando fantasmas”.
Periódicamente, se crean nuevas versiones de la misma leyenda urbana, pero con ciertas variaciones. Algunas son más originales, mientras que otras, como esta, rozan lo irrisorio por su desfachatez. Aunque sepamos que no son más que cuentos, hay una especie de masoquismo en escuchar esta clase de relatos y dejarse llevar por el miedo, uno de los motivos por los que son tan populares.