Segovia, una ciudad única: Desde el Acueducto hasta el Alcázar y con el cochinillo como bandera

Segovia, una ciudad única: Desde el Acueducto hasta el Alcázar y con el cochinillo como bandera

Segovia está de fiesta. Arrancan este viernes los actos de conmemoración, 550 años, de la proclamación de Isabel I como reina de Castilla. Con una agenda repleta de actividades que van desde recreaciones históricas, visitas guiadas, mercado medieval, un espectáculo de videomapping, talleres para niños, exhibiciones de artes castrenses y con el acto principal que tendrá lugar el sábado como la llegada de la reina al Alcázar para su coronación.

Y qué mejor momento que este para conocer la capital segoviana, con todos lo encantos patrimoniales que atesora y que uno no se cansa de ver, aunque uno haya ido una y mil veces. A la mente nos viene de inmediato su Acueducto romano, que siglos después, se yergue altivo en el centro de la ciudad, viendo desfilar el tiempo y a los miles y miles de turistas que se acercan y quedan asombrados ante semejante obra pétrea monumental. Pero no solo el Acueducto nos puede asombrar, sino que cuenta con un gran número de bienes patrimoniales como su inmensa catedral, un imponente castillo como es el Alcázar, numerosas iglesias, el barrio de la Judería y, por supuesto, para los de buen estómago, su famoso y único cochinillo.

 

Arrancamos a los pies del Acueducto. Obra monumental, de esas que dejaron la huella romana por estas tierras. Piedra sobre piedra, conformada por 166 arcos, es el orgullo de todo segoviano y Patrimonio de la Humanidad. Consta de más de 20.000 piezas de granito del siglo I y con una altura que alcanza los 28 metros. Ubicada en la Plaza del Azoguejo, desde allí parten todas las principales arterias que conducen a otros edificios emblemáticos de la ciudad.

Transitando por la Calle Real, merece la pena detenerse en el Mirador de la Canaleja, contemplar la Casa de los Picos, el Palacio del Conde Alpuente, el caserón gótico de la Alhóndiga o la Iglesia románica de San Martín, en la Plaza de las Sirenas, porticada con esplendorosos y centenarios capiteles. También aparece ante nuestros ojos el torreón medieval de Lozoya, que deslumbra con interesantes exposiciones, así como el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente.

Nuestra siguiente parada es la Catedral, denominada “La Dama de las catedrales”, y considerada una de las más majestuosas de España. de grandes dimensiones, destaca su cuidado exterior repleto de pináculos y arbotantes. Un monumento solemne que merece la pena degustar visualmente en su interior, con un buen número de arcos, columnas y bóvedas. destacan sus vidrieras del siglo XVI, el Retablo Mayor dedicado a Nuestra Señora de la Paz, la sillería del coro, los bellos órganos barrocos o la rejería. Cuenta con 18 capillas con importantes pinturas y esculturas de Ambrisius Benson, Juan de Junio o Gregorio Fernández, entre otros.

Continuamos nuestro periplo por la capital segoviana, atravesando los jardines del palacio, donde llegamos hasta el Alcázar (conocido a nivel mundial y más cuando se ha desvelado que Walt Disney se fijó en él para su clásico de Blancanieves). Un paseo por su interior, que esconde cientos de secretos, nos lleva a conocer plazas blasonadas, tapices, armaduras, así como un rico patrimonio artístico, histórico y, sobre todo, arquitectónico. Estamos ante el recinto turístico más visitado cada año en Castilla y León.

Y puestos a pasear, hay mil y un recorridos que nos invitan a perdernos por el Barrio de la Judería, el Barrio de la Trinidad, el de los Caballeros o el Paseo del Salón. En el de la Judería, su entramado urbanístico se conserva prácticamente intacto y goza hoy en día de una la amplia oferta cultural, donde la cultura sefardí continúa siendo su principal bastión.

Segovia conserva diversos monasterios y conventos: el monasterio de Santa María del Parral; el monasterio de la Humilde Encarnación; el monasterio de la Inmaculada Concepción; el monasterio de San Vicente el Real; el monasterio de San Antonio el Real; el convento de San Juan de la Cruz; el convento de San José; el convento del Corpus Christi; el convento de Santo Domingo el Real; y el convento de San Juan de Dios. Y la ciudad cuenta con numerosos palacios medievales con fachadas, portadas, patios de columnas, escudos y torreones.

Y nuestro recorrido por la capital segoviana, no puede acabar sin disfrutar de su única gastronomía y si existe aquí un plato único y tradicional ese, sin duda alguna, es el cochinillo. Mesón Cándido o José María son dos excelentes opciones, donde siguen ofreciendo este plato a la antigua usanza. Unos mesoneros castellanos que sazonan sus platos con sabores rotundos y ancestrales. Y es que hay otros entrantes y aperitivos de estas tierras como los torreznos, los chorizos de Cantimpalo, los judiones de La Granja o una repostería donde destacan las tortas de chicharrones, rosquillas, amarguillos o soplillos.

Una ciudad irrepetible y que estos días conmemora uno de los hechos más destacados de la historia segoviana, como es la coronación de la Reina de Castilla, Isabel la Católica.

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