Starmer y la ética socialista

Starmer y la ética socialista

La experiencia me hace desconfiar de aquellos que utilizan la corrupción para llegar al poder, como sucedió con Sánchez, o insisten en que son muy honrados y éticos, como Starmer. El primer ministro británico tenía un buen currículo como jurista y una trayectoria que parecía impecable. Se ha rodeado de un equipo potente académica y profesionalmente, a diferencia de lo que ha hecho Sánchez, con alguna excepción, que prefiere la fidelidad a la competencia. El problema ha surgido por su ausencia de ética a la hora de aceptar regalos de Waheed Alli, que Tony Blair hizo lord, que es uno de los grandes contribuyentes de su partido. En las dos últimas décadas ha donado más de 600.000 libras a los laboristas. Allí es un personaje fascinante que se mueve muy bien por las covachuelas del poder y como nuestro millonario José Miguel Contreras también es un productor de televisión. No sé si ambos comparten el mismo éxito, ya que la fortuna del lord británico supera los 200 millones de libras. La proximidad con el poder siempre resulta muy rentable. En el caso de la izquierda es curioso, porque siempre les va bien gobiernen laboristas o conservadores.

Starmer ha demostrado que podría ser sanchista, ya que tiene una moral distraída. No hay más que ver cómo proliferan las pillanzas en el entorno socialista o cómo un ministro tenía tanto dinero, sin que nadie sea capaz de entender de dónde lo ha sacado, para llevar a su amiga de pago a los viajes oficiales. No vamos a pensar mal y puede ser que necesitara a una estudiante de odontología para que le diera conversación sobre el cuidado de su boca y los mejores métodos de higiene dental. Es verdad que el precio de 1.500 euros por cada viaje y colocarla en una empresa pública eran cifras cuantiosas. Hay gente muy rara y no conozco las aficiones de Ábalos. Starmer aceptó de Alli donaciones personales como ropa, para él y su mujer, gafas, estancias en las mansiones del potentado y entradas de fútbol. Por cierto, la cifra es bastante cuantiosa. Contreras no tiene que invitar a Sánchez, ya que anda sobrado de palacios y fincas donde descansar con su familia. Al final, el socialismo siempre cae en el clientelismo, los lobistas y las pillanzas de la corrupción sistémica.

Francisco Marhuneda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

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