Todo lo que no haré

Todo lo que no haré

Está agosto por llegar, con su azul del mar y sus atardeceres tardíos, y con las redes sociales repletas de vídeos que muestran el atractivo que debe de tener contemplar miles de pies ajenos hundiéndose en la arena de playas remotas. Es inevitable pensar entonces en el viaje que quisieras hacer y en cómo serían tus vacaciones soñadas, porque el verano, tan lleno de gloria y de luz y de filtros de Instagram, te brinda sin querer esas miserias: te invita a darte cuenta de aquello que quisieras hacer y no harás nunca por falta de tiempo o de dinero o por miedo a la verdad, que a veces pasa. Suele deberse a razones vinculadas con el capitalismo, como el precio de los sueños y las servidumbres de un horario laboral.

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