La elección de Trump como presidente de Estados Unidos prometía una revolución importante en el país. No solo por el cambio de liderazgo entre demócratas y republicanos, sino también por un paquete de medidas “estrictas” que aparecían en su programa electoral. Más allá de la política migratoria, otro de los grandes cambios recaía en el sistema escolar. Y como primer paso, el norteamericano quiere eliminar el actual Departamento de Educación.
En un mitin en septiembre en Wisconsin, el recién electo mandatario señaló al departamento como “un símbolo de la extralimitación federal en la vida cotidiana de las familias estadounidenses”. Trump lo catalogó como una máquina para adoctrinar a la juventud de Estados Unidos con todo tipo de cosas que no queremos que escuchen”, y remarcó que se trataba de un “abuso del dinero de los contribuyentes”.
Se trata de una medida dentro de su “Proyecto 2025”, similar a la agenda MAGA (Make America Great Again) del republicano. Uno de los pilares del programa se ceñía a la “teoría del ejecutivo unitario”, en la que todos los departamentos o agencias hasta ahora independientes pasarían a estar bajo el control presidencial, lo que incluye la eliminación de las garantías laborales de miles de empleados públicos que salpica al Departamento de Educación y que aboga por un giro radical de este y otros departamentos.
Antes de 1979, los programas federales de educación estaban a cargo de otras agencias. Fue entonces cuando Jimmy Carter, demócrata, firmó una ley que convertía al Departamento de Educación en una agencia de nivel de gabinete, cumpliendo así una promesa de campaña que hizo.
Algunas de las tareas más importantes que realiza es la de administrar los fondos federales asignados por el Congreso a las escuelas primarias y secundarias y gestionar los programas federales de préstamos estudiantiles y ayuda financiera. Asimismo, supervisa los colegios y universidades de la nación norteamericana, casi todos los cuales reciben algún tipo de financiación federal. De esta forma, todas las becas a las que optan los universitarios como la Beca Pell federal, otorgada a los estudiantes de bajos recursos económicos, dependen del Departamento de Educación estadounidense.
Proyecto 2025: ¿Puede Trump cerrar el Departamento de Educación y cumplir con su polémico programa electoral?
En general, los programas de financiación educativa del departamento proporciona a las escuelas primarias y secundarias unos 28.000 millones de dólares al año. No obstante, la financiación federal representa cerca de una décima parte de toda la financiación escolar, debido a que el resto proviene de los impuestos estatales y locales.
Y esto podría acabar con la vuelta de Trump al poder. “Una de las cosas que haré al principio del mandato será cerrar el departamento de Educación en Washington y enviar todo el trabajo del sistema educativo a los estados”, explicaba el republicano.
Para defender su iniciativa, agregaba que gastamos el triple por alumno que cualquier otra nación, pero, aún así, estamos al fondo de la lista”. “No podríamos hacerlo peor. Terminaremos con el sistema de Educación desde Washington, cerraremos todos los edificios, donde incluso hay gente que odia a nuestros hijos, y enviaremos todo el sistema a los estados”.
Sin embargo, el presidente electo no cuenta con el respaldo total de los republicanos, puesto que algunos apuestan por mantenerlo y remodelarlo, en la creencia de que podría ejercer un papel importante en la nueva Administración Trump. Asimismo, aprobar esta legislación requiere el respaldo de una parte de los demócratas, ya que aunque los republicanos tengan mayoría en ambas cámaras, no es suficiente. Tras estas elecciones, el Partido Republicano consiguió cincuenta y tres asientos de los cien disponibles en el Senado, pero en este tipo de leyes, necesita al menos el apoyo de sesenta senadores.