¿Verdad o leyenda?: la historia de la casa más terrorífica y macabra de España

¿Verdad o leyenda?: la historia de la casa más terrorífica y macabra de España

España está llena de lugares misteriosos y encantados. Palacios, casonas, mansiones, casas de campo, urbanas, castillos, antiguos sanatorios o manicomios donde se acogía a los locos, tullidos o personas con enfermedades incurables, y así hasta un largo etcétera de sitios e inmuebles, muchos de ellos con siglos de antigüedad, han sido testigos de hechos extraños e incluso escalofriantes, en los que han habitado personas de todas las clases sociales, que pone los pelos de punta hasta el más valiente de los mortales.

Entre ellas, es conocida la historia de una familia leonesa de clase alta que a principios del siglo pasado se fue a vivir a una casa de Rayán, en Asturias, en la que se produjo uno de los episodios de Poltergeist más famosos de la historia de España. Según queda reflejado en una denuncia ante la Guardia Civil, cuatro hombres estuvieron en una habitación de esa casa intentando sujetar la cuna que se balanceaba con fuerza de un lado al otro de la habitación sin que el bebé se inmutara. Una vivienda en la que las puertas y las ventanas se abrían sin explicación y en la que también se han escuchado voces y visto figuras extrañas en la oscuridad.

También hay pueblos que tienen su aquél y su hueco en este mundo mágico por haber sido foco de brujerías o de asuntos relacionados con estas prácticas que trajeron de cabeza a la Iglesia Católica durante la Edad Media sobre todo, como es el caso de la pequeña aldea burgalesa de Cernégula, conocida por La Pila, punto de encuentro de distintos aquelarres procedentes de Cantabria, Navarra y Castilla durante los siglos XV y XVI. Se dice que a orillas de estas aguas, las brujas se reunían para intercambiar pócimas y hechizos y aumentar su poder.

Pero la historia que LA RAZÓN trae a estas líneas en este domingo festivo en muchas partes de España, como Valladolid, que honra a su patrona, la Virgen de San Lorenzo, ocurría en Salamanca y en una casa situada en pleno casco histórico de esta bella ciudad Patrimonio de la Humanidad. En concreto, se trata de una vivienda con más de cinco siglos de historia ubicada en el número seis de la calle Bordadores dentro de uno de los edificios más misteriosos del que cuentan leyendas de todo tipo e historias macabras que ponen la piel de gallina.

Ya el nombre da una pista: la “Casa de las Muertes”. No en vano, la vía en la que se encontraba este inmueble en sus orígenes se llamaba calle de las muertes, por ser una callejuela estrecha y oscura donde antiguamente los rufianes saldaban sus cuentas.

Una vivienda considerada como la más bella de las que hay de estilo plateresco hidalgo charro. Solamente su fachada ya impone. Sus cuatro calaveras, talladas en piedra en las dos ventanas superiores de la fachada, advierten de que en ese lugar se cuece algo, y que parecen ser la introducción a lo acontecido entre sus muros, mezcla de mito o leyenda popular e historia.

Está labrada en piedra de Villamayor y en ella sobresale el dintel de la puerta donde se encuadra el escudo del arquitecto y propietario. En la parte superior del balcón central se puede ver un medallón con un busto y una leyenda dedicada a Alfonso de Fonseca en la que se puede leer lo siguiente: “Severísimo Fonseca Patriarcha Alexandrino”.

El origen de estas calaveras lo contaba en el siglo XVIII el escritor portugués Francisco Botello de Moraes y Vasconcelos en su libro «Historias de las cuevas de Salamanca», donde explica que el demonio habitaba en algún lugar de la madeja de cuevas existentes en Salamanca y todos los años exigía que una salmantina fuese sacrificada en su honor tras un “casting” de la época entre todas las jóvenes de la capital charra además de otras localidades como Villamayor, Cabrerizos o La Aldehuela, entre otras.

Según parece existía una especie de trato con el “Maligno”, por el cual los salmantinos le otorgaban a la joven escogida a cambio de que este no hiciese daño a ninguna de las poblaciones anteriormente mencionadas. A cambio, cada año, la joven escogida era abandonada en la boca de la cueva bajo un cielo negro que invocaba a la muerte,

El demonio ejecutaba su parte y devolvía la calavera de su víctima en el mismo lugar donde esta había sido abandonada. Según Botello estas calaveras encontraron su hogar en la calle de las Muertes y cuentan que los vecinos de la época aseguraban que cada noche se escuchaban en el interior de la casa ruidos extraños de cadenas que se arrastraban por el suelo, gemidos y gritos que daban pánico. Se llegó a decir que allí vivía un fantasma y que quien veía a este espectro moría poco después.

Otra de las leyendas macabras que circulan acerca de esta casa de las muertes hace referencia a dos de sus inquilinos: Don Diego y Doña Mencía. Se cuenta que cuando el primero se fue a la guerra, su esposa le “puso los cuernos” con tres hombres, a los que el marido, cuando retornó los asesinó uno por uno, aunque el tercero, por el contrario, consiguió dar muerte al “cornudo”, lo que no impidió que este, con sus propias manos, asfixiara a su esposa. Ambos cadáveres serían encontrados a la mañana siguiente.

Más reciente, en el siglo XIX, tras la muerte del doctor Alejo Guillén, propietario de la casa, esta pasó a manos de su fiel ama de llaves, Dª María Lozano, gracias al testamento del sanador. Si bien, pco disfrutó esta mujer de su propiedad ya que fue asesinada en 1851 sin que aún hoy se sepan las causas y quien ejecutó el crimen o quienes

Otra leyenda que salpica a esta casa es la disputa entre dos familias, apellidadas Manzano y Monroy, al más puro estilo de los Montesco y los Capuleto de la gran obra de William Shackespeare, Romeo y Julieta. Diego Monroy se enamora de Elvira Manzano, esta no le corresponde, por lo que es secuestrada. Las madres de ambos jóvenes, toman protagonismo ya que dos de los hijos fueron decapitados y otros dos soldados también murieron en esta afrenta. Cuatro cadáveres que aparecerían años después por consecuencia de unas excavaciones, y es por ello cuando los salmantinos pusieron este apodo trágico a esta mansión.

También se cuenta que en esta casa se han producido más crímenes, ya que años más tarde se encontró muerta a una familia en el pozo del patio interior y en este mismo pozo, se dice que una mujer fue asesinada poco después de despedir a sus criados.

Y se dice que fue en esta casa donde María La Brava mató y descuartizó a dos hermanos que habían asesinado a sus hijos.

Verdad o leyendas, la casa de las muertes no deja indiferente a nadie que se acerca a ella.

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