Francisco Umbral, columnista inimitable por muchos imitadores que le salgan, nos dejó hace hoy 14 años, el 28 de agosto de 2007 a los 75 años.
Umbral, hijo de Valladolid, fue mucho más allá del personaje televisivo, excéntrico y con malas pulgas, que es la imagen con que el gran público se ha quedado. La famosa frase que le soltó a [[LINK:TAG|||tag|||633619bc1e757a32c790c43c|||Merecedes Milá]] en un programa de debate de [[LINK:TAG|||tag|||6336133e1e757a32c790b924|||TVE,]] “Yo he venido aquí a hablar de mi libro”, le acompañará para siempre, por fortuna o desgracia, como un epitafio.
El escritor abrió una vereda en el columnismo literario que muchos se aventuraron a seguir, convirtiéndose en remedos de la prosa inigualable del autor castellano. Sus artículos en la contraportada del diario El País durante los años de Transición marcaban la hora de nuestra patria, y, como se decía, quien no salía en las negritas de Umbral no era nadie.
En sus últimos años, su fichaje por el diario El Mundo lo convirtió en el gran columnista de referencia de la prensa conservadora: ya que su paso por ABC fue testimonial, a causa de las quejas de sus “legendarios” lectores que lo rechazaron por comunista.
Buena parte de sus mejores artículos de Francisco Umbral están recogidos con primor en un compendio elaborado por la editoria Círculo de Tiza: ‘El tiempo reversible’.
Con su novela más sentida, ‘Mortal y rosa’, repleta de lirismo y que dedica a la prematura muerte de su hijo Pincho, se consolida como uno de los grandes novelistas españoles de la segunda mitad del siglo XX.
Antes, ‘La noche que llegué al café Gijón’, donde cuenta su llegada a ese “poblachón manchego” que es “el todo Madrid”, y ‘La leyenda del César visionario’, donde relata la vida de los intelectuales franquistas entre Burgos y Salamanca, lo apuntaron como un narrador de mucho talento.
