El análisis comparado demuestra que cuesta mucho trabajo consolidar avances. Los países con déficits de desarrollo político rara vez transforman excesos de rentas puntuales (vía recursos naturales o booms de precios, por ejemplo) en la consolidación de una posición más avanzada. Para ello hacen falta, además, reformas institucionales que adecúen la forma de innovar y de crecer a nuevos entornos, nacionales e internacionales. Este argumento general adquiere una relevancia particular en el caso de la educación superior y su adaptación a un mercado global de talento y a la revolución tecnológica. Las reformas son necesarias, urgentes y, en cierto modo, inevitables.