El imaginario colectivo hace pensar en el Ártico como una zona cubierta de hielo. Sin embargo, la emergencia climática está alterando las condiciones y temperaturas del área, favoreciendo que cada vez haya más grandes fuegos en verano. El servicio europeo Copernicus ha rastreado las emisiones de incendios forestales durante este mes de junio y ha calculado que ya son las terceras más altas en 20 años. “El cambio climático hace que ahora se den temperaturas 10 grados más altas de lo normal y condiciones más secas, lo que favorece la ignición”, explica Mark Parrington, experto del organismo europeo. Además, el humo deposita partículas negras en la masa polar, lo que impulsa el deshielo.