Entre la defensa de Palestina y los ataques a la derecha “carca y amargada”: así transcurrió el Orgullo 2024

Entre la defensa de Palestina y los ataques a la derecha “carca y amargada”: así transcurrió el Orgullo 2024

A ritmo de Aitana («Las babys»), Isabel Aaiún («La potra salvaje») y Sonia y Selena («Yo quiero bailar»), un millón de personas, según los organizadores, y 300.000 según el Gobierno, desfilaron desde la glorieta de Carlos V hasta la plaza de Colón, un año más, en el acto más reivindicativo del colectivo LGTBI. El lema, «Educación, derechos y paz: Orgullo que transforma». En total, un centenar de entidades sociales representadas y un total de 51 carrozas han copado el acto central de la semana del Orgullo, despidiéndose así hasta la edición de 2025.

Al cierre de esta edición, no se habían producido incidentes reseñables. Sólo algunas intervenciones del Samur debido a leves golpes de calor. Algo normal, teniendo en cuenta los 33 grados de temperatura registrados sobre la capital. En todo caso, el despliegue de seguridad para la cita estuvo a la altura de la asistencia: más de 3.800 agentes de la Policía Nacional y 650 de la Policía Municipal, además de 250 efectivos de Samur-Protección Civil. Todo ello en un centro de la capital cortado, por lo menos, hasta las 3:30 horas del domingo.

Como suele ser habitual, no faltaron los reproches en la cita. La controversia de este año no ha venido por la habitual «guerra de banderas» del colectivo, sino por el cartel elegido por el Ayuntamiento de Madrid para promocionar el evento. «No somos condones, ni copas ni tacones», pudo oírse, en alusión a a los dibujos que podían verse en esa cartela.

En todo caso, por parte del PP, el partido estuvo representado por su vicesecretaria de Igualdad, Conciliación y Políticas Sociales, Ana Alós, y el portavoz de Igualdad, Jaime de los Santos. «No estamos dispuestos a dar ni un paso atrás en todo lo que tiene que ver con los valores de la igualdad», dijo Alós, antes de dar comienzo a una jornada «de celebración y alegría». «Sólo hay que escuchar la música y ver las personas que hoy nos acompañan», añadió.

Y es que, desde el PP, «gobernemos donde gobernemos, vamos a seguir trabajando por la igualdad de todas las personas en nuestro país, y especialmente por las personas LGTBI».

Del mismo modo, Jaime De los Santos subrayó que la batalla por los derechos del colectivo LGTBI «incumbe a todos, también a los hombres y mujeres heterosexuales, porque con esta batalla se conquistan derechos para hacer un país más justo, más libre y mejor».

Quienes no fueron con la mano tendida fueron los representantes políticos de la izquierda, que aprovecharon la cita para lanzar reproches a sus rivales políticos. Especialmente beligerante fue la ministra de Sanidad, Mónica García, cuyo departamento estrenaba carroza en esta edición. García se dirigió a la «derecha y ultraderecha carca y amargada». «Supongo que nos estarán mirando detrás de los pisillos. Les vamos a decir que somos más, que somos mejores y que somos más divertidos», dijo. Hay que recordar que este es un nuevo frente abierto con Isabel Díaz Ayuso: el recurso de inconstitucionalidad del Gobierno contra la Ley Trans y LGTBI de la Comunidad de Madrid.

Con todo, los focos estuvieron en la cabeza de la concentración. Concretamente en la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que estuvo acompañada de la ministra de Igualdad, Ana Redondo; el ministro de Cultura, Ernest Urtasun; y el del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Díaz hizo «un llamamiento» a los «ataques» que, a su juicio, «están haciendo los gobiernos del Partido Popular y de Vox» contra las personas LGTBI «en muchas de nuestras comunidades». «Tenemos que dar pasos adelante para, una vez más, en positivo, desde la convicción de la libertad, desde la defensa de derechos fundamentales, decirles que no van a ganar», afirmó.

En cuanto a su Gobierno, Díaz subrayó que «queda pendiente» un pacto de estado para las personas LGTBI, «como hicimos en la mesa de diálogo social». El objetivo, que «todas las fuerzas políticas en el Congreso debatan sobre los derechos de las personas LGTBI en nuestro país».

En lo que respecta a las denuncias por parte del colectivo, sus representantes recordaron que el alumnado que reconoce tener «prejuicios» en las aulas se ha duplicado: del 14,70 por ciento en 2019 al 35 por ciento en 2022, así como que un 22,80% de las personas LGTBI reconoce haber sufrido acoso escolar, un 7,38% con agresiones físicas; tres de cada cuatro centros «no hablan de identidad de género» y ocho de cada diez «no abordan la prevención del odio»; solo uno de cada diez alumnos recibió formación en diversidad en las asignaturas y, ante el acoso, solo en uno de cada seis casos se sanciona «correctamente», mientras que en dos de cada tres «no se hace nada».

Por todo ello, reclamaron que en los centros «se trabaje activamente para eliminar y cuestionar los discursos de odio». Del mismo modo, exigieron la creación de una comisión nacional educativa en materia específica LGTBI para coordinar estas políticas. También pidieron la eliminación del pin parental, al considerarlo «un intento de censurar y perseguir la diversidad sexual en los centros educativos».

Junto a ello, exigieron la «inclusión» de las familias LGTBI en las «agendas escolares», de forma que «quede reflejada toda la diversidad familiar», la articulación de campañas y políticas educativas «antidiscriminación hacia el colectivo Lgtbi», una formación continua en diversidad afectivo y/o sexual para los trabajadores del sector, la implementación «activa y real» de contenidos relacionados con la diversidad afectivo-sexual en los currículos educativos y la creación de unidades y referentes de atención a la diversidad.

Los conflictos internacionales abiertos también tuvieron su hueco en las reivindicaciones. Así, los manifestantes solicitaron el fin del «genocidio» y la «matanza» de Israel en Palestina y rechazaron «cualquier intento de utilizar la lucha del colectivo para justificarlos». También reclamaron que se detenga la invasión rusa en Ucrania, impulsada, a su entender, por «el dictador LGTBIfóbico Vladimir Putin», al que se refirieron como «uno de los principales financiadores de la desinformación y el odio contra el colectivo».

Para finalizar, informa Servimedia, emplazaron el fin de los «ataques, desinformaciones y bulos» que «alimenta» la ultraderecha para «confrontar y dividir al colectivo LGTBI+ con el feminismo». «El activismo LGTBI+ es feminista. Y el feminismo es transinclusivo. Y nadie que diga lo contrario representa ni al feminismo ni al activismo LGTBI+», indicaron.

«El Orgullo es nuestra mejor herramienta para visibilizar nuestras realidades y luchar por los derechos humanos. Y debe serlo también de otros grupos vulnerables, de otras realidades con las que debemos aliarnos frente al odio», afirmaron, en referencia también a las «luchas» del pueblo gitano, de las personas que viven «acosadas» en la Cañada Real Galiana, la de las personas migrantes y la de las personas con discapacidad, entre otros colectivos.

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