Cronicidad: un problema social y sanitario

Cronicidad: un problema social y sanitario

En un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al que nosotros nos sentimos honramos de pertenecer con voz y sin voto, así como la Organización Panamericana de la Salud, se define a la cronicidad como una epidemia mundial de enfermedades crónicas.

Además, las patologías crónicas se han pasado por alto o se les ha dado menor importancia en relación a otras enfermedades. El 80% del presupuesto de sanidad se ha invertido en tratamiento de la enfermedad más que en prevención de la misma y es un binomio que hay que invertir.

Recientemente, hemos participado y moderado el «Foro Nacional de la Cronicidad: Envejecimiento y Policronicidad», organizado por la Fundación Bamberg en la Real Academia Nacional de Medicina, en donde se ha puesto de manifiesto esta problemática social y sanitaria y las posibles soluciones a la misma.

Pero entrando en materia, y desarrollando el propio título de este artículo, en la cronicidad y su epidemiología resulta clave estudiarla muy bien para implementar planificación preventiva y de abordaje que minimice un problema tan serio. De forma muy resumida, es importante recordar que la cronicidad y la epidemiología serían la distribución y frecuencia de una patología en una población determinada y las enfermedades que se presentan en ese periodo de más de seis meses.

Es verdad que cronicidad y envejecimiento están directamente relacionados, que cronicidad y funcionalidad también, así como cronicidad y demografía (casi el 30% de la población española tiene más de 60 años) y un niño que nazca en cualquier lugar de España tiene casi un 90% de probabilidades de cumplir 100 años.

Cambiar el paradigma del paciente agudo al paciente crónico y dejar de tratar la enfermedad para pasar a la prevención es una de las soluciones por las que apuestan desde las sociedades médicas. Uno de los aspectos clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes crónicos es la realización de actividad física adecuada y adaptada a las condiciones físicas de cada uno.

Resulta también importante saber que la cronicidad ocupa más del 80% de las consultas en atención primaria.

No hay ningún problema importante de salud y social que tenga soluciones locales. Los localismos no tienen ninguna cabida en la solución de los problemas antes descritos. Por eso es trascendental crear una Estrategia Nacional de Abordaje de la Cronicidad y Envejecimiento dentro de un Espacio Sanitario y Social Europeo. En nuestro país es imprescindible realizar un Pacto Sanitario y Social con un igual patrón de evidencia científica donde se eviten las duplicidades, triplicidades innecesarias y que la equidad y la sostenibilidad sean posibles.

No podemos seguir ni un día más con que no exista una cartera de servicios universal y nacional y que se corrija el que existan 17 sanidades distintas que no se sustenta en ningún principio ni político ni de evidencia científica. Es imperioso llevarlo a buen puerto porque si no el sistema se hace insostenible.

En la salud, la sanidad solo aporta el 40% de la misma y, sin embargo, se lleva el 80% del presupuesto. Eso hay que corregirlo y su corrección no aumenta el gasto sino que lo disminuye. Es verdad también que el envejecimiento poblacional, que en España es un logro social de primer orden (la mujer más longeva del mundo junto con la japonesa tiene 86, 3 años y el hombre el segundo con 83,2 años), también es una fuente como decimos de cronicidad importante que hay que prevenir. Dentro de las medidas de mejora que realmente hay que realizar para esa prevención existe una serie de combinaciones de medidas trasversales que hay que aplicar y que van desde la información y participación del paciente; la estrategia de prevención y mejora; el modelo de gestión de patologías crónicas; la atención integral y proactiva; la educación sanitaria; la coordinación entre el sector sanitario y social; la información y participación del paciente; la investigación y el estudio, etc.

Otra medida para nosotros importante y que hemos reclamado en varias ocasiones desde la Cámara Alta y los foros científicos es que el Ministerio de Sanidad cambie el nombre por el Ministerio de Salud para que responda a la realidad actual de un Ministerio. «One Health» es otro de los puntos básicos a implementar donde la sanidad, la sanidad animal y el medio ambiente estén representados y organizados de forma común. No nos olvidemos que la mayor pandemia que se recuerda en la humanidad ha sido una zoonosis como es la Covid-19.

La estrategia nacional de lucha contra la soledad involuntaria, las enfermedades infecciosas, las enfermedades raras, la genómica y la medicina personalizada y de precisión, etc., así como la corrección de que la edad no es un patrón de medida actual definitiva sino la fragilidad como coeficiente importante del estado de la persona hacen, entre otras cosas, que resulte científicamente absurdo y socialmente un grave error jubilar a las personas por obligación. Hoy, que le hemos ganado 17 años a la vida en los últimos 45 años, esos parámetros hay que cambiarlos ya. La jubilación obligatoria es una fuente de cronicidad y patología demostrada y un «lujo» que no nos podemos permitir bajo ningún concepto.

En definitiva, hay que tomar medidas ya, mañana es tarde, en donde con evidencia científica se corrija una de las epidemias más importantes que azotan a la humanidad que es la cronicidad.

Y, sin duda, tiene un papel definitivo en esa corrección la digitalización del país, las nuevas tecnologías, la atención domiciliaria y la telemedicina, así como la inteligencia artificial, ya que no se puede prescindir de ella y tiene un campo importantísimo en este problema sanitario y social, pues nos dará algoritmos de aplicación inmediata.

En esto estamos. A por todas.

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