El antisemitismo del Gobierno no refleja la realidad de España

El antisemitismo del Gobierno no refleja la realidad de España

España no es un país antisemita, pero nuestro Gobierno ha abrazado las posiciones más radicales antisemitas por táctica política. Por supuesto, el Gobierno y sus socios repiten las consignas más típicas. En la guerra de Oriente Medio, posicionarse a favor de Hamás y contra Israel es posicionarse a favor de una dictadura terrorista y contra la única democracia de Oriente Medio. Posicionarse a favor de las exigencias de Hamás no es defender a los árabes de la región, es defender su sometimiento a manos de un grupo terrorista. Posicionarse a favor de los postulados de Hamás es, además posicionarse contra los árabes que quieren paz y libertad.

Es vergonzoso que el Gobierno de España use el termino «genocidio» para hablar de la legítima defensa de Israel ante los ataques de un grupo terrorista que exige la aniquilación del Estado de Israel. Eso es lo que significa la frase «desde el río hasta el mar» que repiten con ignorancia pueril algunos jóvenes españoles que serían acribillados y reprimidos si fueran a Gaza. Arrasar Israel desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

¿Genocidio? Debe ser el genocidio más incompetente de la historia. No solo los cientos de miles de árabes que viven en Israel y Cisjordania están perfectamente a salvo, sino que están mucho más seguros con Israel que con Hamás. ¿Genocidio? Avisar de un ataque con semanas de antelación, ayudar a la evacuación de civiles y socorrer a los heridos es lo contrario a un genocidio. Es curioso que el paternalismo de algunos gobiernos acuse a Israel de respuesta «desproporcionada» a los ataques del 7 de octubre. ¿Qué es respuesta proporcionada al asesinato, violación y a quemar bebés? ¿En qué momento hemos leído a los gobiernos exigir «respuesta proporcionada» a los aliados en la Segunda Guerra Mundial o a los ucranianos? ¿Cuál es la respuesta proporcionada al ataque incesante con misiles diario? ¿Qué tenía que haber hecho Israel, violar y asesinar a inocentes en la exacta cantidad que hizo Hamás? ¿Usar escudos humanos y esconder terroristas y armas en hospitales y escuelas? ¿Secuestrar a inocentes en viviendas de civiles?

Si los miembros del Ejecutivo y sus socios se creyeran las cifras de mujeres y niños muertos suministradas por Hamás, ya les digo yo que tampoco se las creen, deberían preguntarse varias cosas. ¿De quién es la culpa de mantener a, supuestamente, decenas de miles de niños y mujeres en una zona de guerra en la que se ha anunciado un ataque desde varias semanas antes? Cómo es que se evacúa a hombres jóvenes y sanos y, oh sorpresa, se quedan las mujeres y niños? ¿No les sorprende que Hamás, esa organización tan humanitaria, rodee de asentamientos con mujeres y niños a sus centros de lanzamiento de misiles y almacenamiento de armas?

Les recuerdo que la convención de Ginebra prohíbe el uso de centros civiles para fines militares. La utilización de áreas destinadas a actividades civiles, como escuelas, hospitales y centros de boy-scouts, para el lanzamiento de armas o misiles es la norma con Hamás. Usar instalaciones civiles para lanzar ataques es un crimen de guerra. Si usted se cree las cifras de muertos suministrada por el ministerio de salud de Gaza, que es Hamás, debería culpar a la propia Hamás de esos muertos porque los está usando como escudos civiles, algo que está ampliamente documentado como una estrategia histórica de Hamás. Pero además no debería comprar las cifras suministradas por una dictadura terrorista donde se ajusticia al que disiente y negar la información que llega de una democracia con prensa libre.

Es vergonzoso que el Gobierno repita, como si fueran válidas, las cifras de muertos difundidas por Hamás y desmontadas en infinidad de ocasiones por entidades independientes y hasta la ONU. ¿Se imaginan ustedes el conflicto diplomático que se generaría si en la guerra contra ETA se aceptasen las cifras de «torturas» que se inventaba Batasuna?

Difundir cifras falsas suministradas por una organización terrorista debería dar vergüenza en un país donde hemos luchado durante décadas para que la desinformación suministrada por ETA y Batasuna no se aceptase por medios extranjeros. La situación real de Gaza no es de bloqueo israelí. Gaza vive de Israel. Si alguien bloquea a Gaza y no quiere nada con Hamás son Jordania y Egipto. No es casualidad que Egipto y Jordania cierren sus fronteras y no permitan la entrada de personas desde Gaza. No es casualidad que el mayor muro esté en Egipto en la frontera con Gaza. No quieren importar terrorismo. Porque en Gaza hay una dictadura que ejecuta homosexuales y que oprime a mujeres y niños impuesta por Hamás, una organización terrorista que se ha negado a hacer elecciones desde 2006.

Cuando escuchamos consignas difundidas por Hamás en una manifestación Lgtbi o entre feministas, uno no deja de pensar aquello de «pavos a favor del día de acción de gracias». Como decía Bill Maher, ¿me puede decir dónde hay un bar gay en Gaza? Porque en Israel tienes libertad y celebración del orgullo mientras en Gaza te ahorcan. Preséntense en Gaza con una pancarta de Queers For Palestine a ver qué pasa.

Dicen muchos de ellos que no son antisemitas, solo antisionistas, como si eso fuese una justificación ¿Y qué es el sionismo? Sionismo es la lucha y defensa de un Estado judío independiente, y viene de Sión, una colina en la ciudad de Jerusalén. Es decir, ser «antisionista» es ser antisemita. A nadie se le ocurre decir, «no soy antichiíta, soy anti-iraní», porque es una soberana sandez.

Es vergonzoso que el Estado español se una a una dictadura asesina como la cubana y a un país como Suráfrica, donde la inseguridad ciudadana y el asalto a los derechos humanos es una constante. Antisemitismo es exigir a una democracia como Israel tener que justificar y demostrar la falacia de las acusaciones más ridículas y comprar como buenas todas las mentiras difundidas por una dictadura terrorista.

Es ridículo que el Gobierno español anuncie el reconocimiento del inexistente estado palestino cuando no se ha dado ninguna condición de acuerdo para ello. Ni Hamás ha renunciado a su objetivo de aniquilar y destruir el estado de Israel ni ha anunciado alto el fuego ni acuerdo de paz. Es más, Hezbollah y Hamás mantienen los ataques constantes. Es, por lo tanto, una remuneración al terrorismo. Decir que es un paso esencial para la paz es una sandez.

Se ofreció en cinco ocasiones la solución de dos estados y la rechazaron los propios líderes palestinos (2008, 2000, 1967, 1947 y 1936). Además, la escalada terrorista no paró. El que piense que dos estados traerán la paz no entiende lo que significa el mensaje “desde el río hasta el mar”: La destrucción de Israel.

La ridiculez de “dos estados desde el río hasta el mar” que dijo Yolanda Díaz para acallar las acusaciones de antisemitismo se la desmonta el propio grupo Hamás, esos terroristas que ella blanquea cada día. Consideran a Palestina como “todo el territorio de Israel desde el Jordán al Mediterráneo” y sin derecho alguno para el pueblo judío ni para otra religión ni raza que no sea árabe islámica (Hamas 2017, document in full).

Reconocer un estado palestino sin mayoría cualificada en el parlamento español, sin acuerdo por las partes ni de Hamás de acabar con su estrategia terrorista y de eliminación de Israel, es antisemita y remunerar el terrorismo.

Sí, el gobierno y sus socios son antisemitas. España no lo es. Y cuando el gobierno toma partido por una dictadura terrorista que condena a muerte a homosexuales y oprime a las mujeres y ataca a la única democracia de Oriente Medio, lo que está haciendo es aliarse con los enemigos de Occidente y de las democracias liberales por interés político.

Defender a Israel y luchar contra Hamás es defender la libertad. No solo defender la libertad en la región, sino la libertad de los ciudadanos árabes. Defender a los árabes y a los palestinos pasa por acabar con Hamás, los que les tienen secuestrados y amedrentados. Los únicos responsables de las muertes de civiles en Gaza son los terroristas que les oprimen y les usan como escudos humanos, Hamás.

Desde el río hasta el mar, si queremos libertad para árabes, judíos, cristianos y todos los demás, hay que acabar con Hamás.

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