No hay verano en Gilda Haus sin el ponchetón

No hay verano en Gilda Haus sin el ponchetón

Gilda Haus es de los pocos espacios de la capital que reúne eso que buscamos quienes queremos comer y beber bien, pero también escuchar buena música en un lugar con rollazo y un ambiente tal, que el reloj deja de marcar las horas y en un plis son las tres de la mañana. Lo reconocemos, somos asiduos, porque una vez entras encuentras lo que te apetece en todo momento sin echar de menos eso que te haga cambiar de local. Qué va. Les cuento esto porque, además de su apetecible propuesta sólida y líquida, durante un tiempo limitado es posible probar el postre creado por La Húngara y también por Cristina Bonaga y Yajaira Malavé, responsables de que el 6 de San Mateo se haya convertido en destino de peregrinación, lo mismo que las dos sedes de La Gildería. Antes de desmigar los entresijos de este bar, que no llega a club, pero sí cuenta con una programación musical buenísima, les desvelo que la artista sevillana es la protagonista de la nueva campaña de Ponche Caballero, de ahí que se haya involucrado en la creación de «El Ponchetón de La Húngara»: un bizcocho mojado en el licor español, que se elabora con una receta secreta de más de 185 años de antigüedad en El Puerto de Santa María, relleno de crema de naranja y vainilla, con cobertura de chocolate y bañado en plata. Lo cierto es que las ideólogas dieron en el clavo en el diseño del concepto, como ya lo hicieron hace un par de años al abrir en el 17 de Calatrava, en La Latina, un maravilloso lugar especializado en vinagrillos con una gran variedad de gildas para disfrutar con un buen vermut. Tal es el éxito, que hace algo más de dos semanas inauguraron una sede más grande en Trafalgar con una propuesta más amplia de vinagrillos, pinchos, entrepanes, conservas y raciones para disfrutar de un almuerzo o de una cena gloriosa. Pero vayamos por partes: «Nuestro socio, que es el dueño de Macera, nos llamó para que fuéramos a ver el local en el que desechamos la idea de apostar por otra La Gildería, así que desarrollamos el proyecto según sus posibilidades sabiendo que habría una carta pequeña de comida», dice Cristina.

Un concepto innovador

Entre semana, Gilda Haus abre a las seis de la tarde, mientras que el sábado sí es posible llegar a la hora del aperitivo: «Queríamos que el hilo conductor y la protagonista fuera la gilda, pero que no fuera el único foco, ya que no faltan otros bocados para armonizar con unos cócteles para beber al ritmo de la música. Así nace un proyecto que para nosotras es bastante innovador al ser un local que aúna todos los momentos de consumo», añade Cristina, para quien el mayor atractivo es que en él está muy diferenciado lo que puedes hacer a cualquier hora. Ya saben, la carta si breve, dos veces buena, pero tengan claro que lo suyo es abrir apetito con una gilda, ya sea la clásica doble o la de boquerón doble con huevo de codorniz tan riquísima como la de sardina ahumada con jalapeño confitado, que armonizan de diez con el vermut del huerto y con un bloody mary perfectamente equilibrado. Original y para repetir es la pastrami, lo mismo que la vegetal, que en nuestra inminente visita probaremos con un Gildatini. Difícil elección, así que háganos caso y pida varias para acompañar al bocatín de tomate con queso y albahaca o al bacalao con salmorejo y togarashi. Ojo, tanto a las seis de la tarde como pasada la medianoche no se prive de compartir la vinagreta de pulpo con limón y tajín, una delicia que debe anteceder y dejar hueco en la mesa a las anchoas con su brioche, «crème fraîche», polvo de mantequilla y ralladura de limón. Ya saben que uno de los puntazos es que la propuesta es la misma hasta la hora del cierre así que, si entre baile y baile, el estómago se queja, haga suyo el Kimcharrón, el mollete cristal de chicharrón con mayolima y kimchi.

Note pierdas: Tigretón con ponche, ¿quién da más?

La carta de Gilda Haus anuncia como único postre el tigretón, así que Cristina, Yajaira y La Húngara se han inspirado en este dulce para preparar «El Ponchetón de La Hungara», que no deben de dejar de probar en su próxima visita, ya que el toque de Ponche Caballero enriquece el bocado.

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