El sector de vino y el cava de Cataluña genera un volumen de negocio de 3.267 millones de euros anuales, lo que equivale al 1,2 % del PIB, según la Generalitat, que apunta que el negocio se ha duplicado desde 2016, año en el que se radiografió este sector por última vez. Éste es uno de los datos que recoge el estudio ‘La cadena de valor vitivinícola en Cataluña’, elaborado por el Govern, que repasa el estado de salud del conjunto de empresas y organizaciones relacionadas con la cultura de la viña, la vendimia, la vinificación, la fermentación, el almacenaje, el embotellamiento y la comercialización de vinos y cavas. En total, hay 1.384 empresas que se dedican al sector, un 62 % más que en 2016, y que dan trabajo a 10.460 trabajadores.
La mayoría de las empresas tienen más de 10 años de vida y el 95,7 % de compañías catalanas de este ámbito son pymes. El 86,3 % de los negocios se dedican a la producción y elaboración de vino y cava y facturan el 89,5 % del total de volumen de negocio, a la vez que ocupan al 92,4 % de los trabajadores.
Las bodegas son el tractor del ecosistema y aglutinan el mayor número de empresas, volumen de negocio y puestos de trabajo.
Según el informe, la mitad de las empresas del sector vitivinícola son exportadoras y, en 2023, las exportaciones catalanas de vino y cava sumaron 615 millones de euros, cinco veces más que el volumen de importación de estos productos.
Durante la última década, Cataluña ha exportado el 21,1 % del total de ventas de vino y cava del Estado y es el territorio líder en número de empresas que hacen negocio internacional y en volumen de negocio generado.
Alemania, Estados Unidos, Bélgica, Reino Unido y Japón son los principales destinos de los vinos y cavas catalanes.
Las 11 denominaciones de origen competencia de la Generalitat concentran el 41,5 % del total de botellas de vino consumidas, según datos del Institut Català de la Vinya i el Vi.
El documento de la Generalitat también apunta que el sector vitivinícola catalán se esfuerza por introducir soluciones para favorecer la sostenibilidad del proceso, así como nuevas tecnologías para mejorar los controles de los cultivos y la trazabilidad de los productos.
