Un Wimbledon a cubierto y bajo agua, mucha agua

Un Wimbledon a cubierto y bajo agua, mucha agua

Indisociable del agua, Wimbledon intenta lidiar estos días con el bendito elemento y, al mismo tiempo, enemigo histórico del tenis. Poco importa el pronóstico meteorológico: al final del día, sea a la hora que sea, cae la lluvia. En abundancia. Así que paciencia y buena voluntad, toca. Bien lo sabe Novak Djokovic, que el domingo empujaba como uno más, junto con los empleados del club, la lona que protegía una de las pistas de entrenamiento. “Es lo que hay, es lo que siempre ha caracterizado a este torneo, así que hay que aceptarlo”, decía resignada Paula Badosa, apeada por Donna Vekic. Ese día, la española llegó al club a primera hora del día y pese a que su partido estuviera programado para las once, terminó de competir a las siete y media de la tarde. Más de lo mismo para el estadounidense Tommy Paul y Roberto Bautista.

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