Temor al cierre de campus universitarios si la selectividad para no comunitarios ahuyenta a los estudiantes extranjeros

Temor al cierre de campus universitarios si la selectividad para no comunitarios ahuyenta a los estudiantes extranjeros

La nueva selectividad con criterios más duros que se quiere imponer a los estudiantes extranjeros que no proceden de la UE para acceder a estudios de grado de las universidades españolas, una prueba que no existía hasta ahora, ha hecho que salten las alarmas en los rectorados de los campus. Si en la actualidad España está a la cola de los países de la UE y de la OCDE en admisión internacional de alumnos dispuestos a estudiar grados completos, con un porcentaje del 4%, las universidades temen que una prueba presencial más exigente de contenidos y no solo de competencias amenace con que ese porcentaje vaya aún a menos, una circunstancia que la universidad española no se puede permitir. Primero, porque «una prueba insalvable para los extranjeros dejaría la universidad solo para los españoles; segundo, porque «podría desembocar en el cierre de universidades a los estudiantes de Grado», explica Álvaro Escribano, director de la Escuela Internacional Carlos III. Y es que las predicciones indican que el número de estudiantes en España en edades de empezar estudios universitarios va a seguir cayendo en los próximos 10 años, con lo que solo las universidades públicas y privadas que estén internacionalizadas tendrán suficientes estudiantes en el futuro próximo y posibilidades de supervivencia en unos años en los que el número de universidades no ha parado de crecer. Para las privadas es clave porque acogen al 18,82% del alumnado extranjero; pero para las públicas también, porque representan el 7,85% y quieren que vaya en aumento este porcentaje. De hecho, el último informe de la Fundación CYD advierte de que «la internacionalización ha dejado de ser opcional. No hay universidad que en su plan estratégico no la contemple considerándola, además, un eje transversal».

Hasta ahora, los extranjeros de países no comunitarios que llegaban a España no tenían que examinarse de la Ebau o selectividad. En el caso de la Universidad Carlos III, por poner un ejemplo, el 70% de las asignaturas de Grado se imparten en ingles, y el un 8% del total de estudiantes de nuevo ingreso (unos 300 estudiantes) son admitidos de forma temprana (entre octubre y abril) y son alumnos excelentes y que ingresan con expedientes académicos con nota media superior a la nota de corte del curso anterior que se exige en el grado universitario que han solicitado. Se da la circunstancia de que estos alumnos, en lugar de abonar una matrícula de 1.200 euros de media, desembolsan el importe completo de la plaza universitaria, es decir, unos 6.000-7.000 euros. Parte de esos ingresos que se obtienen por las matrículas de los estudiantes extranjeros se dedica a becas de movilidad para alumnos españoles con necesidades, con lo que una prueba con más barreras espantaría a los estudiantes en un momento en el que «cada vez hay mayor competencia de universidades extranjeras que favorecen mucho la entrada de esos estudiantes internacionales con sencillas pruebas de acceso internacionales basadas en únicamente en competencias y no en contenidos específicos y que se pueden hacer online y en inglés», detalla Escribano.

El proyecto de Real Decreto que regula la selectividad para extranjeros no comunitarios y que ha estado sometido a información pública por parte del Ministerio de Educación y FP hasta el pasado 19 de septiembre contempla cuatro exámenes: dos sobre conocimientos y otras dos asignaturas que serán de libre elección para el alumno en las que «tendrá que demostrar su capacidad de comprensión en dos idiomas», tal y como se exige a los estudiantes españoles. Además será presencial en sedes de la UNED fuera de España o del Ministerio de Educación, pero la Carlos III ha calculado que en al menos uno de sus programas internacionales reciben estudiantes de 43 países en los que ni la UNED ni el Ministerio tiene sede y por tanto perdería esos estudiantes. También se ha criticado que se exija a los alumnos un nivel B2 de Español (nivel avanzado de conocimiento del idioma) cuando «en la Carlos III el 70% de las titulaciones se ofrecen en Inglés». De ahí que esta universidad exija que las pruebas sean exclusivamente de competencias (comprensión lectora, escritura y razonamiento matemático) en español o en inglés; que se puedan hacer online y que se ofrezcan de manera frecuente (al menos seis veces al año).

La Universidad Complutense se ha sumado a las alegaciones de la Carlos III, pero el problema que encuentra es que una prueba como la diseñada «dificultaría la atracción de talento en contextos que nos son cercanos a las universidades. Nos gustaría que estos estudiantes pudieran venir con más facilidades», explica Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la UCM. Por eso plantea «una prueba que puedan gestionar las universidades, que sea online y de materias que no sean de nuestro ámbito cultural para que alumnos asiáticos y africanos puedan superarla». Por ello, “hubiéramos preferido hacer pruebas específicas más flexibles para estudiantes con talento internacionales con el objeto de cubrir la oferta de titulaciones menos demandadas, a través de cupos, por ejemplo en grados que son fundamentales para ser internacionalizadas por ser atractivas dado el valor único y trayectoria histórica de las escuelas de pensamiento españolas como (Historia de España, Filosofía, Lengua y Literatura española Historia del Arte, Artes escénicas, musicología y Bellas Artes, Antropología, …etc.), y siempre valorando competencias y no “contenidos” muy específicos como historia o literatura española. Además de un buen nivel de español”. Otra de sus demandas es que “se pueda hacer una moratoria de al menos un año para que los estudiantes de los programas preuniversitarios (Foundation) que ya están cursando y aclimatándose al sistema español puedan acceder según las reglas que existían hasta ahora.

“No favorecer a los extranjeros frente a los españoles”

El Ministerio de Educación quiere que haya una prueba de acceso para los extranjeros porque así está establecido en la Ley de Educación (Lomloe). Con ello se trata de «no favorecer a los extranjeros frente a los españoles, de manera que no les puedan quitar plazas y facilitar la llegada de extranjeros de un modo sencillo en lo que se ha convertido ya en un negocio para algunas universidades privadas. Se busca que la prueba sea equiparable a la que hacen los españoles», asegura un portavoz del Ministerio. Con todo, desde el departamento de Pilar Alegría ya avisan de que el borrador de la PAU para extranjeros «sufrirá cambios importantes» porque se está negociando con los actores implicados.

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