Lo que ya se contó de la vida amorosa de Don Juan Carlos en la Prensa de los años 90

Lo que ya se contó de la vida amorosa de Don Juan Carlos en la Prensa de los años 90

Las fotografías publicadas por la revista holandesa «Privé» esta semana en las que aparece Don Juan Carlos con Bárbara Rey en actitud cariñosa ha servido para actualizar una etapa de la historia de España, cuando el Monarca, hoy jubilado, era el Jefe del Estado. Han servido también para retomar otra vez los supuestos pagos de fondos reservados, la intervención del CNI (en aquel momento CESID) en asuntos de alcoba, la guerra de dosieres, grabaciones ilegales, las conversaciones de Mario Conde con Bárbara Rey y el chalé de la calle Sextante propiedad del CESID/CNI donde acudía Don Juan Carlos con otras amistades, pero no con la artista. Para las nuevas generaciones todas estas historias de amoríos, donde no solo tenía vida alternativa a su matrimonio el Monarca jubilado, sino también políticos y empresarios de alto nivel, resultan novedosas.

El tema de Bárbara Rey y Don Juan Carlos aparece en el libro «La soledad del Rey» (2004), de García Abad, pero periodistas como Antonio Herrero, Julián Lago y Pepe Oneto ya publicaban en las «Cartas al director» de sus medios las claves de lo que ahora parece novedad. Y aparecían reportajes donde ya se ubicaba a los «amigos peligrosos del Rey» que facilitaban información confidencial. Unas se publicaban directamente, pero, si era difícil contrastar esos datos conocidos por los que manejaban el poder político y económico, se subordinaban como meros comentarios. La información se manejaba y se comentaba mucho antes de que Corina Larsen se dedicara a presionar como hizo con demandas que perdió en todas las instancias. Los políticos jóvenes estarían mejor informados si tuvieran interés en mirar la hemeroteca. Google no actualiza esos datos.

Marta Gayá fue portada del semanario «Época» cuando ya se sabía en los despachos de los directores la biografía de «la dama balear». Era un eufemismo que se utilizaba para nombrarla, aunque a continuación no había autocensura para especificar la relación con la frase «atribuyen al Rey una relación con Marta Gayá». En agosto de 1992 la revista «Tiempo» publicaba la siguiente portada: «Ataque a la intimidad del Rey». Y en enero de 1993, «Revolución en Zarzuela», con la salida del general Sabino Fernández Campo como jefe de la Secretaría General de la Casa de Su Majestad. La información que se facilitaba tenía que ver con el papel de Pepito Grillo en la vida personal de Don Juan Carlos, con amistades que acabaron procesadas y algunas en prisión.

Pocas novedades

Ha sido el hijo de la que fuera una de las figuras más destacadas del panorama rosa el que ha facilitado las fotos de Don Juan Carlos y Bárbara Rey. Ya se publicaron sin censura ni autocensura. Ángel Cristo Jr. ya adelantó en el programa «¡De viernes!» que tenía material comprometido que demostraba la relación. Y, más aún, que había sido él quien había hecho el reportaje gráfico, dando a entender que eran fotos muy comprometidas para dar rienda suelta a la imaginación colectiva.

Bárbara Rey me cuenta que se hicieron en 1994 en su casa de Boadilla del Monte, que no fue su hijo y que lo que muestran es la relación que existía. «Yo estaba soltera y este material y otras cosas que son de mi privacidad las ha sustraído mi hijo. Para mí ha sido un golpe muy duro». La artista demandará a su hijo, que ya tenía otra reclamación judicial por acusarla de chantajear a la Corona.

Hay que recordar los apuntes personales de Emilio Alonso Manglano. Este militar que dirigió los Servicios Secretos durante catorce años (1981-1995) ya aparecía en las revistas de información general («Tiempo», «Cambio» y «Época») como el inductor de grabaciones al monarca por el CESID. Una de ellas fue la conversación de Don Juan Carlos con su íntimo amigo Josep Cusí en el que le confesaba en 1990 su amor por Marta Gayá y su deseo de divorciarse. En 2017, esta confesión se filtró y se supo de esa relación. Pasó de ser el «amour fou» del Jefe del Estado a una relación profunda de amistad mantenida, incluso cuando irrumpió Corina Larsen como elefante en cacharrería. En 1992 se publicó su nombre y una foto en la revista «Época» bajo el titular «La dama del rumor». Más tarde, «Tiempo» daría más datos de esta enigmática mujer. Ahora, más de tres décadas después de ese primer encuentro en 1990 facilitado por el príncipe Zourab Tchokotua, parece que todo es novedad.La segunda «novedad» de Manglano eran supuestos pagos de fondos reservados al Rey que su sucesor Alberto Saiz, director del CNI en los años del 2004 al 2009 no solo no confirmaría, sino que aseguró lo contrario. Ahora todo parece novedoso cuando no lo es.

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