La Inteligencia Artificial potencia la accesibilidad en la educación

La Inteligencia Artificial potencia la accesibilidad en la educación

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) ha generado en los últimos años innumerables beneficios en nuestro día a día: ganamos tiempo en nuestros trabajos con la automatización de ciertas tareas, también logramos diagnósticos de enfermedades más precisos y tempranos, agilizamos la detección de potenciales ciberamenazas a partir del análisis masivo de datos…

Además, la llegada de la inteligencia artificial generativa (IAG) está suponiendo una revolución en ámbitos tan importantes y claves para el desarrollo de las sociedades como puede ser la educación.

Transformar la educación

La inteligencia artificial generativa está transformando el sector educativo, entre otras cosas al mejorar la forma en la que los estudiantes aprenden y los docentes enseñan. Tal y como explica Carlos Martínez, director global de soluciones y servicios de Inteligencia Artificial y Data de Telefónica Tech, «es una tecnología que favorece la accesibilidad a la educación, llegando a colectivos que tienen menos acceso a recursos educativos de calidad, al tener la capacidad de generar los contenidos en múltiples idiomas y permitir realizar una formación más personalizada y adaptada a las necesidades de cada uno de los estudiantes».

¿Cómo se consigue? La analítica predictiva de la inteligencia artificial permite estudiar las capacidades de los alumnos e identificar de manera anticipada los estudiantes con riesgo de abandono escolar para diseñar planes de estudio a medida y actividades específicas dirigidos a revertir la situación. La inteligencia artificial generativa ayuda a los profesores a generar contenidos formativos de forma automatizada y personalizada, pero también proporciona a los estudiantes respuestas instantáneas a sus dudas mediante los asistentes virtuales con el fin de mejorar su rendimiento educativo.

Para poder hacer realidad esta transformación, Telefónica Tech cuenta en la actualidad con diez centros globales especializados en inteligencia artificial. En ellos, más de 400 profesionales se dedican a investigar, desarrollar y aplicar casos de uso basados en esta tecnología. Entre ellos, la unidad de negocios digitales de Telefónica está colaborando con varias consejerías de empleo para mejorar el funcionamiento del mercado laboral, prediciendo las competencias profesionales que van a ser más demandadas y orientando a los desempleados con recomendaciones de formación con el objetivo de mejorar su empleabilidad.

Asimismo, Telefónica Tech está colaborando con Profuturo, programa de innovación educativa con tecnología impulsado por Fundación Telefónica y la Fundación «la Caixa» que busca reducir la brecha educativa en el mundo proporcionando una educación de calidad a niños y niñas en entornos vulnerables de Latinoamérica, el Caribe, África y Asia. Gracias a la simbiosis de los datos y la inteligencia artificial (las máquinas aprenden a partir de grandes volúmenes de datos extraídos de los algoritmos, que describen lo ocurrido en el pasado y permiten entender el presente y hacer predicciones para tomar mejores decisiones en el futuro), Telefónica Tech está ayudando a personalizar la oferta formativa y está ofreciendo a los profesores las mejores herramientas tecnológicas para que puedan monitorizar la evolución de los alumnos y hacer predicciones sobre su futuro. Estas capacidades están permitiendo, por ejemplo, elaborar un recomendador de contenidos formativos para los alumnos según sus diferentes ritmos de aprendizaje o detectar riesgos de abandono.

Retos para una IA ética, justa y explicable

Como vemos, la inteligencia artificial tiene un gran poder (y puede aportar numerosos beneficios en el sector educativo) y, como tal, debe usarse de forma responsable. Por eso, la IA debe entenderse como un complemento a la labor del docente (no como un sustituto), que sigue siendo el responsable del proceso educativo y de la toma de decisiones pedagógicas.

Las técnicas de evaluación, tanto en las edades tempranas como en el ámbito universitario, deben evolucionar para adaptarse a esta nueva realidad, centrándose en valorar la capacidad de análisis y razonamiento, el pensamiento crítico y la expresión verbal, en lugar de otras actividades más fácilmente reemplazables con la inteligencia artificial.

Los docentes, especialmente en la etapa universitaria, pueden beneficiarse enormemente del uso de la inteligencia artificial generativa para «alimentar» a sus alumnos con contenidos más ricos y personalizados. Además, la IA les permite centrarse en actividades más creativas y motivadoras, mientras automatizan las actividades repetitivas y burocráticas.

La democratización de la inteligencia artificial no debe cuestionar nunca la importancia que tiene la educación en el fomento del trabajo en equipo, el debate y la creatividad. Su uso debe, además, promover el pensamiento crítico y la competencia digital de los estudiantes, de forma que estos puedan usarla de forma responsable y evaluando siempre la veracidad, fiabilidad y pertinencia de los contenidos generados para su uso en un contexto educativo.

La aplicación de inteligencia artificial en el sector educativo debe regirse por principios éticos sólidos, además de ser responsable y poder explicarse. Esto implica respetar la propiedad intelectual, evitar el plagio y mantener una completa transparencia en el uso de recursos digitales y algoritmos, asegurando que el manejo de datos personales se haga con la mayor seguridad y respeto por la privacidad.

Herramienta contra la brecha digital

El mundo educativo vive una auténtica revolución gracias al potencial de las herramientas de inteligencia artificial. Permite romper las barreras, vencer la brecha digital en colectivos más vulnerables y pensar en una educación universal. La clave del éxito radicará en encontrar un equilibrio adecuado entre el uso de la IA y la utilización de metodologías que estimulen el aprendizaje del alumno y el desarrollo de sus capacidades.

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