Llevar tu mascota a la oficina, una realidad cada vez más común

Llevar tu mascota a la oficina, una realidad cada vez más común

La presencia de un perro en el entorno de trabajo tiene un impacto positivo en el bienestar emocional de los empleados, según revela una encuesta realizada por la plataforma de cuidado de perros «Préstame tu perrito». El entorno laboral en España está en constante transformación, y los resultados de la encuesta reflejan esa tendencia: el 56% de los participantes trabaja de manera presencial, el 31% adopta un modelo híbrido y un 14% lo hace de forma remota. El estudio demuestra que el 47% de los españoles que teletrabajan en compañía de su perro experimentan una mejora significativa en su estado de ánimo, y un 32% afirma que la compañía canina contribuye a reducir de manera notable el estrés laboral. Cada vez son más las empresas que son conscientes de ello y que permiten que al equipo de trabajo se sume un compañero de cuatro patas.

La Fundación Affinity también ha recogido recientemente estudios científicos que avalan las ventajas de llevar mascotas a la oficina. «Los niveles de estrés disminuyen en los empleados de las empresas en las que está permitido llevar animales de compañía», explican. Otro dato positivo es que, generalmente, la presencia de un animal fomenta la interacción entre los trabajadores: «Su presencia aumenta la cooperación entre compañeros, impulsa la creación de conversaciones y facilita la comunicación entre las personas», recoge Affinity, lo que de manera general contribuye a mejorar el clima de trabajo. A mejor clima, mejor productividad. Una empresa con trabajadores contentos siempre tendrá mejores resultados.

Pero, al margen de los beneficios humanos, no podemos olvidar lo que sentirán los amigos de cuatro patas al saber que no tienen que pasar todo el día solos en casa. La soledad en los animales es un punto muy importante a tener en cuenta a la hora de evaluar su bienestar físico y mental. El perro está acostumbrado a estar en comunidad y se sentirá profundamente agradecido de formar parte de un espacio con gente.

Alba García trabaja como diseñadora gráfica en una agencia de comunicación en Madrid que da permiso a sus empleados para llevar animales de compañía a la oficina. «Todo el mundo puede llevar a su mascota , normalmente son perros, aunque alguna vez también ha venido algún gato», cuenta Alba para LARAZÓN. Esta trabajadora explica que los compañeros que tienen perro «sienten mucho alivio» al no tener que dejarle todos los días solo en casa una media de 10 horas: «También hay que pensar que cada vez hay más familias monoparentales, y si tienes que trabajar fuera de casa el perro se queda todo el día absolutamente solo. Si viene a la oficina, el dueño está tranquilo porque sabe que el animal está acompañado, feliz… Todo el mundo le acaricia en algún momento del día, le dice cosas, le da amor», recoge. De cara al resto de trabajadores, según la experiencia de Alba, los beneficios son también enormes: «Creo que el 90% de las personas ama a los animales. En cuanto llega un perro, nos abalanzamos a él. Le cogemos, le damos cariño, nos divierte, nos hace reír… El día mejora. Para todos».

Respecto a la distracción, la entrevistada reconoce que todos, en algún momento, dejan de prestar atención a sus quehaceres y juegan y cuidan al perrito. «De igual manera que, si no hay perro, hablas con los compañeros, te levantas o sales a respirar». Para Alba, la distracción que genera un animal es «fácil, rápida y te compensa. Dedicarle una caricia o un minuto de juegos te da una recompensa inmediata, te relaja y hace que cuando vuelvas los ojos a la pantalla estés incluso más concentrado que antes. A veces siento que me distrae más hablar con compañeros que jugar con el perro porque para hablar tengo que tener el cerebro conectado y eso también te satura». En la oficina de Alba han acordado un nombre para las mascotas que a veces les acompañan: «Les llamamos perritos terapia porque al final estamos todos más tranquilos y de mejor humor. Hay días malos en los que no te apetece interactuar con nadie, y en cambio si hay un perro sí te apetece dedicarle tiempo. Eso mejora tu humor, y por tanto, tu productividad. A veces quieres contacto con un animal y no con un ser humano», concluye.

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