El diario de Amilibia: Que vaya a México Gabriel Rufián

El diario de Amilibia: Que vaya a México Gabriel Rufián

Tengo entre mis recuerdos infantiles las llamadas misiones. No eran precisamente africanas, sino que se ofrecían en nuestros pueblos y ciudades. Anunciaban la convocatoria, al predicador (los había muy populares y con muchos fans), y éste llenaba la iglesia o plaza para fustigar a los fieles con voz de trueno y el relato terrorífico de los padecimientos infernales si no se arrepentían de sus vidas lujuriosas. En la posguerra se pecaba mucho de lujuria, pero muy poco de gula. Anticipaban el Apocalipsis, y los fieles hacían manifestaciones callejeras cantando “perdona a tu pueblo, Señor, no estés eternamente enojado, perdónanos. Señor”. Había que desagraviar al Señor. Leo: “México pide ahora una ceremonia de desagravio”. La solicita la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, de apellido tan azteca. Como es imposible que el pueblo español, con Felipe VI al frente, viaje hoy a México lindo y querido a cantarle “perdona a España, señora”, quizá estaría bien enviar al Puchi: es un especialista en exigir desagravios y además podría exhibir allá su experiencia en la descolonización catalana y en el exilio.

Pero, qué digo, si van a ir a la toma de posesión de Claudia representantes de NGB, Podemos, Bildu y ERC, los más florido de nuestro rojerío, lo conveniente sería enviar hoy mismo al diputado de ERC Gabriel Rufián. Uno de Junts le ha llamado recientemente “chulo de barra de bar”, pero yo lo veo más como eximio predicador y convincente misionero. No olvidemos que el arcángel Gabriel anunció a María su embarazo. Y si fue capaz de convencerla de que iba a concebir sin conocer varón, seguro que ahora su homónimo puede conseguir la gracia de la mexicana clamando con su vehemencia clásica: “La España republicana y confederal pide perdón, señora, pero que conste que quienes tendrían que hacerlo son los fachas del PP y Nacho Cano”.

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