Israel y la lucha por la democracia

Israel y la lucha  por la democracia

Es triste constatar que sigue existiendo un antisemitismo repugnante en algunos sectores de la sociedad europea. Israel es una gran democracia que se está defendiendo de los actos terroristas de Hamás e Hizbulá. Hay un claro agresor y un agredido. Hay una hipocresía enorme y se compra la propaganda lamentable de las redes controladas por los iraníes y los palestinos radicales. No hay que olvidar que la población palestina está secuestrada por las mentiras de los criminales. Hay que dejar claro que el ejército israelí está atacando a grupos terroristas. Por ello, no hay que perder de vista que es imprescindible estar al lado de Israel frente al eje del mal formado por Irán y Rusia. Era alucinante escuchar este martes los análisis de los expertos que defienden a Ucrania frente a la agresión rusa mientras critican a los israelíes que se defienden de las marionetas de Putin y Jamenei. El objetivo prioritario de Irán, Hamás e Hizbulá es la destrucción de Israel y el exterminio del pueblo judío. Es importante tener clara esta realidad. No les importaría provocar un nuevo Holocausto.

Ni el régimen de los ayatolas ni los grupos que controla quieren la paz. Nunca la han querido y nunca la querrán. Es la realidad objetiva que muestra lo sucedido desde el nacimiento del moderno estado de Israel en el territorio donde históricamente había vivido el pueblo judío. El lanzamiento por Irán de centenares de misiles balísticos sobre las ciudades israelíes de Tel Aviv y Jerusalén es la mejor demostración, junto a los constantes actos terroristas contra los israelíes desde Gaza y Líbano, de que no hay otro camino. Al margen de la brutal campaña de desprestigio que sufre Netanyahu de la izquierda política y mediática, como se comprueba en España, la realidad es que la democracia israelí no tenía otra solución que intervenir militarmente en Gaza y en el Líbano. Es triste, pero no hay otra opción por más que muchos medios de comunicación compren las mentiras de la propaganda antisemita y las sectarias intervenciones de muchos analistas. Nadie sabe qué puede suceder, porque sí cómo comienza una guerra, pero no como finaliza. Es bueno recordar que el odio a Israel también lo es a Estados Unidos y a los países que forman la OTAN.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

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