Eva Soriano: “Ni soy millonaria ni muero por serlo”

Eva Soriano: “Ni soy millonaria ni muero por serlo”

Miles de oyentes se despiertan con Eva Soriano cada mañana con “Cuerpos especiales”, el programa de Europa FM con el que la cómica catalana hace más llevaderos los madrugones. Tal y como expone a LA RAZÓN, la de ahora no es una vida que se hubiera imaginado de pequeña, y aunque el humor ha sido su segundo -o tercer- plato, tras varios intentos fallidos en la música y la interpretación, ahora presume de ganarse la vida con lo que le apasiona.

Paralelamente, se le abren otras puertas que también disfruta, como haberse convertido recientemente en la nueva embajadora oficial de la Denominación de Origen Ribera del Duero en la VII edición de la Gran Fiesta de la Vendimia, una celebración en la que, cuenta, “me sentí un poco como Dionisio. Ojalá todos los eventos fueran así. Bebí mucho vino, pero también comí muy bien porque no escatimaron en nada. Me fui rellenita de vino y amor”.

¿Por qué brindamos con una copa de Ribera del Duero?

Brindamos por estar gastrointestinalmente estables, por estar bien (risas). Realmente, no hay que esperar momentos ni oportunidades para brindar, solo hace falta tener ganas y estar con la gente que quieres. Cualquier ocasión es buena.

¿Qué quería ser de pequeña? ¿Se imaginaba esta vida?

No me imaginaba esta vida para nada. Siempre he sido muy Miley Cyrus y quería ser cantante. Estudié canto y estuve en una orquesta, estuve toda mi vida encaminada a ser Adele. Me presenté a “Operación Triunfo”, “Factor X”… Toqué todas las puertas de la música, pero esas puertas se cerraron todo el rato. Gracias a eso aprendí desde muy joven lo que era el fracaso, y creo que los mejores cómicos nacemos desde el fracaso y la frustración. Gracias a todas esas personas que me dijeron que “no” en mi adolescencia ha salido una cómica fetén.

¿Y cómo dio con el humor cómo forma de vida?

Sé que suena a cliché, pero en mi caso es cierto, yo era la graciosa de la clase. Siempre he sido la que más hablaba, hacía coñas o preparaba algo para fin de curso, tenía esa inquietud cómica y del espectáculo. Cuando me falló la música, pensé en dedicarme a ser actriz cómica. En ese momento, las chicas que hacían reír en televisión eran actrices, casi no había monologuistas mujeres, salvo Eva Hache o Ana Morgade. Cuando ves una profesión tan masculinizada inconscientemente piensas “esto no es para mí”, así que en realidad nunca imaginé ser cómica.

¿Y dónde quedó lo de ser actriz?

Soy una persona hecha de frustraciones. Menos mal que la comedia me ha acogido, porque si no sería una persona terrible. Cuando quería ser actriz, me decían que era demasiado alta. Mido 1,77 y al final de todos los procesos de casting me ponían pegas porque le sacaba una cabeza al chico que haría de mi pareja. En una obra de teatro me dijeron que les gustaba mucho el perfil, pero que era más alta que el reloj de cuco que había de atrezzo. Me pregunté si nunca iba a conseguir salir al escenario. Yo me nutro de los aplausos, aunque suene muy ególatra, pero cuando eres artista es así.

Y la comedia le dio ese sustento…

Sí, cuando me dijeron que no en todos lados vi el anuncio de un concurso de monólogos y me apunté. De eso hace ya 10 años y fue una epifanía absoluta. Pensé “este es mi sitio”. Y esta es mi historia, Patricia…

Y ahora que está donde quiere, ¿es verdad que si trabajas de lo que te gusta, no trabajarás nunca?

No, aunque trabaje de lo que me gusta, en algunas ocasiones pienso “madre mía, que me mate un camión”. Sí es cierto que se ve todo desde otra perspectiva. A mí me apasiona lo que hago en general pero hay aspectos que más. Me encanta estar sobre un escenario, aunque no te sé decir si me quiero jubilar así, a lo mejor en varios años me harto. Es un trabajo al que le tienes que dedicar horas e invertir tiempo, como todos, pero cuando te gusta lo haces desde otro lugar más amable, en el que estás más en equilibrio que si estuvieras con un trabajo que no te llena en absoluto. Sí, es trabajo, pero la recompensa es mayor al desgaste.

¿Siente la presión de tener que ser “la graciosa” todo el rato?

Alguna vez sí, pero me pasa en círculos que no son cercanos ni de confianza. Para mis amigos no soy Eva Soriano, soy Eva y ellos saben que si tengo un día malo voy a estar más relajada y callada. Pero cuando tengo que ir a un evento por cuestiones de trabajo y en ese momento no estoy muy a tope, sí me toca sacar el personaje.

Decía antes que hace años faltaban referentes de mujeres en el sector, pero yo sigo encendiendo la tele y solo veo hombres en el “access prime-time” o “prime time”.

En mi caso me considero bastante privilegiada porque hace un año estuve con mi propio show y fue muy bien. Nosotras hemos demostrado que funcionamos, pero es verdad que parece que siempre estamos en formatos que tenemos que producir nosotras. El escenario está cambiando poco a poco, pero se echa en falta la posibilidad de ver a una mujer presentando un “prime time” o un “access” en una cadena generalista abierta. Todavía se sigue viendo como maestro de ceremonias más a los cómicos que a las cómicas. Teniendo en cuenta el éxito que varias hemos cosechado en los últimos años, no termino de entender porque nadie apuesta por que X proyecto lo presente una mujer.

¿Qué le queda por hacer? ¿Un viaje espacial como los nuevos millonarios?

Qué va, primero porque no soy millonaria ni trueno por serlo. Mi patrimonio no se podría permitir ir a la luna, ni dar la vuelta al mundo (risas). Profesionalmente soy muy ambiciosa y aspiro a llegar a lo más alto, al top. Si no lo consigo no pasa nada, pero tengo que ponerme una meta a la que cueste llegar. Mi espinita es la interpretación, como he dicho antes. Me gustaría salir en una película de Almodóvar, aunque no haga nada importante. No hace falta ser una Carmen Maura, con que me dé un papel de camarera o de portera me conformo… Eso sí, con frase, aunque sea un “buenas noches, aquí tiene su cuenta”.

¿Y a nivel personal?

No lo sé. Fíjate que a nivel profesional lo tengo muy claro, pero a nivel personal no me he parado a pensar muy bien qué quiero. Tengo claro que quiero ir a Nueva Zelanda una temporada, como un mes. Ya ves tú, eso no es muy complicado, cuando tenga vacaciones podría hacerlo, pero todavía no ha salido.

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