Antisemitismo, de nazi a «progresista»

Antisemitismo, de nazi a «progresista»

El antisemitismo ha pasado de ser una seña de identidad política históricamente vinculada a los nazis para serlo ahora de los «progresistas». Es una constatación ante la posición adoptada por el tan progresista Pedro Sánchez y sus socios tras la escalada de la guerra en Oriente Próximo. Por supuesto, en coherencia con su condición de embajador internacional plenipotenciario del Estado Palestino, con un éxito descriptible, cuando menos para el interés general de España, que es el que le corresponde defender por encima de cualquier otro interés particular suyo sea personal o familiar. Es preciso recordar la trayectoria histórica seguida por el Estado de Israel y el todavía inexistente de Palestina para poder valorar con la mayor objetividad posible la grave situación actual en la zona tras la escalada de la guerra. La creación del Estado de Israel fue acordado por una decisión de la Asamblea General de NNUU en noviembre de 1947, siendo importante recordar que lo acordado fue la creación de «dos Estados» en un territorio hasta entonces administrado por el Reino Unido por mandato de la Sociedad de Naciones. Lo había asumido tras la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, que era el administrador de ese territorio desde 1517 tras los sucesivos imperios que lo administraron en la Historia, asirios, babilonios, persas, romanos, bizantinos, etc. En esa decisión de 1947, adoptada poco después de concluida la Segunda Guerra Mundial en 1945, estaba muy presente la persecución y el holocausto padecido por los judíos a manos de los nazis desde su acceso al gobierno en la Alemania de 1933. Esa decisión mantenía a Jerusalén con un estatuto especial bajo administración internacional de la ONU y fue aceptada por los judíos y rechazada por los países árabes de la zona. El 14 de mayo de 1948, en Tel Aviv nacía el actual Estado de Israel dando fin a una diáspora de 19 siglos, e inmediatamente los países árabes vecinos le declararon la guerra con la intención de «echarlos al mar». Esa guerra «de la independencia» para los judíos fue ganada por ellos, perdiéndose por culpa de los países árabes la oportunidad histórica de crearse también el Estado Palestino. Desde entonces, Israel ha vivido en continua amenaza de sus vecinos con la experiencia de las guerras de 1956 y en especial la de los «Seis días» de 1967 y la del Yom Kipur de 1973, entre otras. Actualmente mantiene buenas relaciones con Egipto y Jordania y no las han oficializado con los saudíes del Golfo al ser impedido por el ataque terrorista de Irán –por medio de Hamás– y que dio comienzo a la guerra actual.

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