El PSOE se salta sus líneas rojas para seducir a Bildu pero ahora necesita a Junts

El PSOE se salta sus líneas rojas para seducir a Bildu pero ahora necesita a Junts

Socio afianzado. El PSOE logró ayer el favor de Bildu en medio de una legislatura endiablada en la que ya sabe que conseguir los apoyos de solo uno de sus aliados es una proeza, debido a la debilidad aritmética con la que cuenta para completar su agenda legislativa. En el «impass» que sucede antes de que el Gobierno vuelva a reiniciar la negociación presupuestaria con sus socios, ayer logró seducir a Bildu cediendo en una de las reclamaciones históricas del partido de Arnaldo Otegi: la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como «Ley Mordaza» por sus detractores. Es una ley que quedó bloqueada en la pasada legislatura al plantarse el PSOE ante las ambiciones de Bildu y ERC que buscaban la prohibición del uso de las pelotas de goma (artículo 23 de la ley), también de las devoluciones en caliente en la frontera (disposición adicional primera) y cambios en el delito de desobediencia (artículo 36.6) y en el de las faltas de respeto a los agentes (artículo 37.4).

El acuerdo descarriló entonces, al negarse el PSOE rotundamente a estos cambios. Ahora, una vez puede analizarse lo que pedían los aliados de Sánchez en la pasada legislatura y lo que han logrado, queda al albur que los socialistas han cedido en la mitad de sus líneas rojas para conseguir el apoyo de Bildu con el objetivo de aparentar fortaleza. Logra Bildu el desbloqueo de la derogación parcial de la Ley de Seguridad Ciudadana, la retirada progresiva de las pelotas de goma y que el insulto o desobediencia a las autoridades quede libre de sanción si el acusado se retrata o disculpa. Y es que sobre las faltas de respeto a la autoridad, Bildu consigue de sobra su objetivo. Pedía rebajar las sanciones a faltas leves por desobediencia a la autoridad y así lo logra. Serán sancionados los insultos o injurias solamente en el caso de expresiones relevantes, sin que pueda considerarse sancionable la «sola disconformidad con un mandato legitimo o el ejercicio fundamental a la libertad de expresión». La desobediencia, como quería Bildu, pasará de infracción grave a leve, por lo que la multa máxima será de 600 euros y no de 30.000, como hasta ahora. Con el acuerdo habrá desobediencia a la autoridad si se produce de manera «manifiesta y clara», así como «cuando se trate de la negativa a cumplir una orden legal o ajustada a la legalidad o al ordenamiento jurídico», cuando un ciudadano se niegue a identificarse o cuando haya «resistencia a la autoridad o sus agentes utilizando oposición corporal», como también presionaban los de Otegi.

Bildu logra también torcer el brazo el PSOE en el uso de pelotas de goma, aunque con matices. Bildu y ERC habían registrado en la pasada legislatura enmiendas al proyecto presentado por el PSOE con el objetivo de que quedara prohibido expresamente el uso de pelotas de goma. El acuerdo alcanzado ayer, sin embargo, especifica que se sustituirá «progresivamente el uso de balas de goma por otros menos lesivos». Sin embargo, en Bildu salen victoriosos de esta negociación. «Damos cumplimiento a una de las reivindicaciones más demandadas por la sociedad vasca», explicó la portavoz, Mertxe Aizpirua.

Por otro lado, otro de los asuntos más espinosos en la negociación ha sido desde el minuto uno la prohibición de las devoluciones en caliente. En este punto, es el PSOE quien logra imponer su voz, puesto que la evaluación sobre el acceso a la solicitud de protección internacional de los migrantes se realizará «en los pasos fronterizos, previamente al proceso de posible expulsión», es decir, como viene defendiendo el PSOE, y no garantizar el acceso a la solicitud de asilo antes de su expulsión, como exigía Bildu. De hecho, lejos de modificar la norma vigente para eliminar las devoluciones en caliente se deja dicha eliminación al consenso de una reforma legal futura dentro de la Ley de Extranjería.

Bildu, con esta proposición de ley, logra también robar una bandera al PNV ya que, en la pasada legislatura, los de Aitor Esteban impulsaron la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, la que tumbaron los aliados. En Bildu, niegan que este acuerdo implique su «sí» explícito a los Presupuestos, a pesar de que la frase de este martes del líder de Sortu fuera lapidaria. «Tenemos 200 presos y sí para eso hay que votar los Presupuestos, se hace», dijo Otegi.

Al margen del «sí» de Bildu a la Ley, y también al bloque de investidura, hoy fragmentado, ahora necesita del concurso del resto de socios, y, como ya ocurre con los Presupuestos, la negociación será agónica. El PSOE puede contar con Sumar, Bildu y ERC. Con este último ha pactado la financiación singular para Cataluña. En principio, también con el PNV, –con quien ya ha desbloqueado transferencias y ha comprometido el estatuto vasco–. Sin embargo, quienes volvieron a someter al Ejecutivo fueron Junts y Podemos. Desde Junts advirtieron que no pueden contar ya con su voto y que presentaran enmiendas a la ley. Podemos, por su parte, tachó la ley de «insuficiente» y denunció que tan solo se han producido «retoques cosméticos». Dejaron su voto en el aire y también anunciaron enmiendas.

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