Cada empleo en el sector farmacéutico genera otros cuatro

Cada empleo en el sector farmacéutico genera otros cuatro

El medicamento resulta esencial para la salud y la calidad de vida de las personas, y también para la economía, pues las compañías farmacéuticas, que representan el 0,2% de las empresas industriales, aportan el 2,2% del empleo, el 2,8% de la cifra de negocio, el 3,5% del valor añadido, el 5,6% de las exportaciones y casi el 20% de la inversión en I+D industrial.

Estos son algunos de los datos del informe «El valor del medicamento desde una perspectiva social de 2024», realizado por la Fundación Weber, especialista en Economía de la Salud, con el apoyo de Farmaindustria.

En términos de empleo, cada puesto de trabajo en el sector farmacéutico genera otros cuatro empleos indirectos e inducidos. «Este sector genera más de 51.000 empleos (51.310 en 2021) en España, lo que supuso un incremento del 13% respecto a 2018», afirma Néboa Zozaya, directora de Health Affairs and Policy Research de la Fundación Weber.

El empleo de la industria farmacéutica ha experimentado un aumento del 3,1% anual promedio desde 2012, en comparación con el crecimiento del 2% del sector industrial. Y se trata de un sector de elevada productividad. En España, es el segundo sector industrial de mayor productividad por empleado (116.000 euros), un 62% más que el promedio de la industria. A nivel mundial, el valor de esta industrial equivale a la economía de un país como Holanda.

Y como destaca Zozaya «es el segundo sector industrial con más inversión en I+D+i: 1.435 millones de euros en 2022».

Además de su valor económico, el informe recoge su valor sanitario y social. Así, en España «cada euro dedicado a vacunación infantil ocasiona 22 de ahorro de gastos del sistema sanitario», afirma Jesús Ponce, presidente de Farmaindustria.

Y en el caso de las vacunas contra la covid, «por cada euro destinado a ellas, el retorno ha sido de 1,4 para el sistema y 3,4 euros para la sociedad», añade Zozaya. Esto demuestra que las vacunas son una de las intervenciones de salud pública más coste-efectivas, con unos beneficios que normalmente superan con creces sus costes. Y es que los medicamentos, como recuerda Ponce, «no son un gasto, son una inversión estratégica para nuestra sociedad, para nuestro país y para Europa».

Prueba de ello es que la esperanza de vida ha aumentado a lo largo de los años, gracias en gran parte a la innovación farmacéutica hasta situarse en 83,2 años en nuestro país. Así, «entre 2006 y 2016 en España la esperanza vida ha mejorado en 1,7 años de vida, partiendo de que tenemos una esperanza de vida de las más altas y una de las causas es el uso de medicamentos innovadores», afirma Ponce.

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