Un Rey contemporáneo y santo

Un Rey contemporáneo y santo

Hoy es un día muy apropiado para rendir homenaje en el Trípode dominical a un Rey situado en la estela de otros grandes monarcas de la Historia, reconocidos oficialmente como santos por la Iglesia, y que el calendario litúrgico honra con su memoria. De entre no pocos de ellos, en España podemos destacar a San Fernando III, como en Francia a san Luis IX, a los cuales previsiblemente se incorporará próximamente Balduino I, Rey de Bélgica. Su matrimonio con la aristócrata española Fabiola de Mora y Aragón contribuyó a acercar su figura al pueblo español que mantuvo sus muestras de cariño y admiración hacia su persona alimentadas por la frecuencia de sus estancias en España en su finca de Motril (Granada) de nombre Villa Astrida en honor a su madre, la reina Astrid, esposa de su padre el rey Leopoldo III. Precisamente en ella fallecerá el 31 de Julio de 1993 mientras- como era habitual en él- oraba sentado en una hamaca en la azotea de la misma. Su fama de santidad era conocida pero alcanzó una difusión y relieve singular con ocasión de su abdicación para no verse obligado a firmar en 1990 la ley del aborto.

Fueron tan solo 36 horas, pero suficientes para acreditar un valiente testimonio en defensa de la vida, por cuanto pudo perder la corona si el gobierno del momento lo hubiese dispuesto así. Su funeral celebrado en Bruselas en el Palacio de Laeken en la Iglesia de Nuestra Señora congregó a la realeza europea y a gran número de dignatarios de todo el mundo, en un clima de emoción e intensa cercanía hacia su figura, que resumió el Cardenal Daneels Primado de Bélgica en su homilía afirmando que «había sido no solo un gran Rey sino un auténtico pastor para su pueblo». El anuncio público del comienzo de su proceso de beatificación lo dio el Papa Francisco en el rezo del Ángelus el pasado domingo durante su visita apostólica oficial a Bélgica, que aprovechó también para acudir a rezar ante la tumba de Balduino en la cripta real de la Iglesia de Nuestra Señora. De manera especial Francisco quiso destacar su testimonio en defensa de la vida en unos momentos como los actuales en donde se aprueban leyes para «asesinar» a niños concebidos en el seno de sus madres y que son despedazados por auténticos «sicarios». Precisamente estas palabras han motivado que el gobierno belga haya expresado ante el Nuncio su queja, tras las muestras de indignación expresadas en el Parlamento por los partidarios del aborto como un derecho de la mujer. Balduino I, un Rey contemporáneo y santo.

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