Se acerca la hora de la verdad

Se acerca la hora de la verdad

1. En mi casa de Lisboa tengo sobre la mesa dos hermosas granadas de cerámica, que me regaló un diplomático israelí, en nombre de la fertilidad que, como símbolo de Jerusalén, esos frutos representan. Nos hallábamos frente a las murallas, sentados en un restaurante, hablando de lo que sucedía en el mundo, en un momento en que Trump impulsaba una agresiva política contra Europa y dispensaba sus bendiciones al Gobierno de Benjamín Netanyahu. Mi amigo, sin embargo, que es de los que han recorrido el mundo y saben mucho más de lo que dicen, me confesó en determinado momento que no estaba contento con lo que había encontrado. En ese preciso instante pasó frente a nosotros una muchacha embarazada, aún joven. Iba vestida de negro y la seguían varios niños, todos vestidos con ropas oscuras y con sombreros de ala ancha.

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