Ammed Tuniziani: «El Circo del Sol es el tope artístico de nuestra carrera»

Ammed Tuniziani: «El Circo del  Sol es el tope artístico de nuestra carrera»

Cirque du Soleil ha regresado a Sevilla. Un desembarco siempre esperado y que no deja de sorprender. Un total de 120 profesionales de 25 nacionalidades, 54 de ellos artistas, dejan boquiabiertos a más de 2.000 espectadores por sesión cada día. El espectáculo «Alegría», su producción más emblemática, transporta el público a otro universo mágico. El venezolano Ammed Tuniziani, capitán del equipo de trapecistas que pone el broche de oro al mágico show, nos cuenta algunos secretos.

¿Cómo llega alguien a trabajar en el Circo del Sol?

Cada caso es diferente. Yo pertenezco a la tercera generación de una familia de circo. Nací y crecí en esta cultura. Luego, el entrenamiento y la dedicación te lleva a una especialidad. La mía son los trapecios. Mi carrera me llevó a participar en un Festival de Montecarlo justo antes de la pandemia. Lo ganamos y en parte gracias a ello somos hoy parte de este espectáculo.

No lleva tanto tiempo…

Bueno, ya trabajé con el Circo del Sol hace catorce años…

Pero, ¿cuántos años tiene?

Ahora 34, con 20 años trabajé por primera vez durante un año y medio, de forma individual.

¿Cuántas horas lleva crear el espectáculo que vemos como colofón en «Alegría»?

Puedo decir que fueron años para crearlo y en adaptarlo para este show fueron siete semanas de ensayos y cuatro horas diarias.

¿Cómo se alcanza ese grado de autoexigencia?

Empecé en esto a los ocho años, soy el menor de cinco hermanos. Desde muy pequeño me inculcaron la responsabilidad y la consistencia cuando quieres hacer algo. Eso me ha permitido veinte años después crear mi propio grupo y tener a nueve o diez personas que dependen de mí.

¿Toda la familia es trapecista?

Mi madre, mis tíos y hermanos.

Lo raro habría sido que no lo hubieses sido, ¿no?

Exactamente (risas). De niño quise ser otras cosas, pero por desgracia no tuve la oportunidad. Desde muy pequeño, cuando veía a mis hermanos, me enamoré de los trapecios. No sólo lo hice por mi familia sino porque nació un gusto en mí al verlo, mucho antes de tocarlo.

¿Y económicamente le recompensa? Jugarse el tipo cada día…

Sí, todo va de la mano. Al principio no lo haces por dinero, es una pasión que nace en ti, pero lógicamente vivo de esto. He trabajado en muchas empresas, en más de quinientos shows a lo largo del mundo, y con mucha tranquilidad puedo decir que aquí la parte económica es la que menos me preocupa. Nos cuidan bien y lo ganamos bien. Además, la vida que llevamos aquí nos compensa realmente la experiencia.

Le queda mucho, pero en algún momento pensará que tendrá que dejarlo…

Somos dos grupos diferentes, los «catchers» y los volantes. He trabajado con receptores que han estado en activo hasta los 57 años, pero el desgaste físico del volante es mayor. Es como el delantero de un equipo de fútbol, es al que más lo golpean. Llevamos muchos golpes, somos más delgados y pequeños… y tenemos un peso que siempre tenemos que cuidar. He visto volantes que han llegado a volar con 52 años, pero la mayoría se empiezan a retirar a los cuarenta.

¿Se plantea seguir en el circo?

Sí y no. Amo el circo, mi vida es fantástica, pero también sé que dentro de poco viene mi retiro porque son 25 años de profesional y llega un momento que ves otros retos y sueños.

¿Y tú familia?

Dos de mis hermanos trabajan conmigo aquí. El mayor es receptor y el otro, volante. Mis otros dos hermanos ya están retirados del apartado artístico, pero trabajan en la parte técnica.

¿Se viven momentos tan difíciles como se puede pensar desde la grada?

Hay un porcentaje alto que controlamos, pero otra parte no. Somos humanos y los errores pasan. Estamos expuestos a los accidentes. Hay situaciones personales que aunque intentemos enfocarlas como si nada pasara, no podemos ocultarlas. El cuerpo a veces tiene esas fallas y hay momentos muy tensos.

Las lesiones serán muy duras.

Uno de nuestros «catchers» se lastimó hace tres semanas. Yo tengo cirugía en la espalda, en el hombro, dedos quebrados… son gajes del oficio.

Hay dos chicas en el equipo…

Es muy difícil encontrar volantes chicas… Queramos o no, la fuerza masculina es más fácil de encontrar y para esta disciplina se necesita mucha fuerza. La mujer tiene que luchar un poquito más, pero eso también la hace más especial. En esta sección hay una parte solo de mujeres que es muy linda y que en muy pocos espectáculos se ve.

¿Cómo es un día normal en el Circo del Sol?

Llegamos muy temprano, sobre las diez de la mañana; desayunamos y calentamos para un entrenamiento de una hora u hora y media, dependiendo del día. Comemos y tenemos una asamblea toda la compañía dos horas antes del show. Luego, una hora de maquillaje antes del espectáculo. Nosotros mismos lo hacemos. Tardamos entre 40 y 60 minutos en maquillarnos.

¿Qué hace especial a Alegría?

Es una combinación perfecta del teatro y el circo. Música, cantantes en vivo, coreografías, actuaciones y acrobacias que lo hacen único. Estos son los principios de Soleil.

Acostumbrado a recorrer el mundo, ¿los artistas notan cuando un público es más caliente?

Muchísimo. El público de España es el que más voy a recordar en mi carrera. No sólo es el más caliente sino el más eufórico. Las reacciones son únicas.

¿Y da tiempo a conocer Sevilla?

Es mi primera vez en España y no me quiero ir. Tenemos dos días libres por semana, lunes y martes normalmente, y podemos explorar. Hemos conocido la Catedral, la Plaza de España, el Alcázar… Me he quedado impresionado, me encanta. Es algo único que no ves en ningún sitio y he estado en muchos sitios de Europa.

¿Qué es lo más gratificante de pertenecer al Circo del Sol?

Se puede decir que hemos llegado al tope artístico de nuestra carrera. Es difícil ver una ventana más grande que ésta, pero lógicamente el ser humano siempre busca algo diferente todo el tiempo. Uno siempre quiere un poquito más. Estar aquí ha sido un logro para mí.

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