El día comenzó con un recordatorio: a las 6:29 fueron lanzados misiles desde Gaza a las comunidades del sur de Israel, a la misma hora en que comenzó el ataque masivo un año antes.
En Reim, el lugar en el que 365 israelíes fueron asesinados, torturados, mutilados, algunos también secuestrados a Gaza, vivos y muertos, se hizo el silencio en un respetuoso minuto esta mañana de 7 de octubre de 2024. Allí se concentraron cientos de familiares dolientes desconsolados.
El día, plagado de ceremonias de recuerdo, gente llorando y haciendo gestos de conmemoración -con ositos de peluche, muñecos, carteles…- se vio interrumpido de nuevo por misiles contra el centro del país, Tel Aviv incluido. Dos mujeres resultaron heridas por metralla en la central ciudad de Holón.
Las ceremonias continuaron. Por la tarde, misiles de Yemen hicieron que el mapa de la aplicación telefónica que indica misiles entrantes se llenara de puntos rojos.
Sin embargo, el evento organizado por el Foro de familiares de secuestrados y desaparecidos, que aglutina a la mayor parte de los familiares de cautivos por Hamás, también siguió su curso.
Iba a ser un evento multitudinario en el que se iban a reunir al menos 40.000 personas. Hace tres semanas se habían agotado las entradas en la primera hora en la que salieron a la venta simbólica (invitaban a dar donaciones, pero las entradas eran gratuitas). Pero las nuevas directrices de la retaguardia han ido cambiando en los últimos días. Desde el ataque con misiles balísticos de Irán el pasado martes 1 de octubre, se prohibió la reunión de más de 300 personas en lugares abiertos, y solo 30 en lugares cerrados. Días después se amplió a 1.000 en lugares abiertos. El 7 de octubre ya podían reunirse 2.000.
Pero el triunfo de los israelíes es continuar con los planes a pesar de la adversidad.
El norte del país corrió hoy la misma suerte que en los últimos 12 meses: fuego constante por parte de Hizbulá. Incendios y más incendios, ayer cuatro heridos en Haifa por impacto directo en edificio, miedo e incertidumbre.
Los familiares de secuestrados a los que les queda fuerza se entrevistan con los medios, prometen que los suyos volverán con vida. Como Ricardo Grichener, tío de Omer Wekert, secuestrado del festival Nova, enfermo con colitis ulcerosa, protagonista de un horrible vídeo en el que se ve cómo le golpean, semi desnudo en una furgoneta blanca camino a Gaza. “Sus padres ya no pueden más,” dice Ricardo. “Estamos viviendo un infierno que es imposible de describir. Por lo menos hemos visto que se lo llevaron con vida. Omer es fuerte, va a estar bien”.
Su misión es presionar al único que puede hacer algo para devolver a los suyos con vida: el gobierno de Benjamin Netanyahu. “Si tan solo entendiera que tiene que llegar a un acuerdo, que es el único modo de devolverlos”, dice Nadia, quien se manifiesta todos los sábados para que eso suceda desde casi hace un año. Pero se niega, él y Sinwar (líder de Hamás), a ambos les interesa esta tragedia, y estamos en sus manos, es terrorífico”.“
Los familiares también tratan de interesar a la prensa internacional. Sienten que Israel y el sufrimiento de los israelíes es algo que no está presente en los medios ni en las conciencias del mundo. El dolor de Gaza y ahora del Líbano lo supera todo. Como si fueran dolores diferentes y en competencia.
Muchos niños no han ido hoy al colegio, tal vez porque muchos padres tienen miedo de lo que pueda pasar -ataques terroristas, misiles, las carreras a los refugios…-. Los que sí fueron, vivieron un día impregnado del 7 de octubre, charlas, talleres, manualidades…
Se recordaron en todo el país, desde los kibutzim hasta las ciudades, a las 1.200 víctimas de aquel día, a los heridos, más de 5.500, a los secuestrados. Uno por uno en los diferentes lugares y en diferentes momentos y ceremonias del día. Israel es un país pequeño y no hay nadie que no esté relacionado con alguna víctima de algún modo.
Las tiendas y restaurantes están cerrados en todo el país. Es un nuevo día de luto a añadir al calendario nacional israelí.
