El ahorro es uno de los tradicionales muros con los que se topan los jóvenes para acceder a la vivienda. En el caso de la compraventa, se necesita disponer aproximadamente de una cantidad equivalente a un 30% del valor del inmueble para comprarlo -un 20% para la entrada y el resto para gastos asociados a la misma-. Un estudio de Idealista calcula que este ahorro asciende, de media, a 43.000 euros.
Esta elevada cantidad es la que fuerza a muchos jóvenes a optar por el alquiler como alternativa para emanciparse. Pero incluso esta opción no está exenta de dificultades para muchos de ellos. Según un análisis de Fotocasa, el 48% de los jóvenes de entre 18 y 24 años ha tenido que solicitar ayuda para afrontar los gastos iniciales del alquiler como son, por ejemplo, las fianzas. Un porcentaje que es sensiblemente superior a la media (30%).
Lo más habitual entre estos jóvenes es pedir dinero prestado a familiares, amigos o conocidos (34%) y, seguidamente, recurrir a la financiación a través de entidades bancarias (12%).
En términos globales, de ese 30% con falta de recursos, el 19% pidió prestado a un familiar, amigo o conocido, un 7% solicitó financiación a una entidad bancaria y un 4% que la pidió a otra entidad no bancaria.
Peligro para el bienestar social
“Que un porcentaje significativo de inquilinos muestren dificultades para afrontar los gastos iniciales de entrada a la vivienda en alquiler indica una falta de accesibilidad económica que está obligando a los demandantes a endeudarse o depender de ayuda familiar para cubrir los costes básicos de vivienda”, explica María Matos, portavoz y jefa de Estudios de Fotocasa. “Esta situación no sólo refleja una desigualdad económica creciente, sino que también pone en riesgo la estabilidad financiera de los inquilinos, lo cual puede tener repercusiones en el bienestar social a largo plazo”, advierte.
Matos señala que, junto a los problemas con los pagos iniciales, el precio de los arrendamientos y la falta de oferta siguen siendo las grandes dificultades con las que se encuentran aquellos que quieren alquilar una vivienda.
En lo que respecto al precio, siete de cada diez inquilinos que han conseguido arrendar un inmueble para vivir en él señalan esta cuestión como una dificultad, según Fotocasa. En segundo lugar, la falta de oferta de vivienda también ha sido una traba para muchos de ellos. Concretamente, el 40% lo cita como una dificultad.
La falta de stock está en el núcleo de las subidas de precios, que no se detienen. En septiembre, el precio del alquiler subió un 8,6% en la comparativa interanual, estableciendo un precio medio de 11,87 euros por metro cuadrado, según Pisos.com. En términos mensuales, el avance fue del 0,17% y del 1,19% en el último trimestre.
[[QUOTE:PULL|||”Alquilar no se puede convertirse en un lujo”, afirma Ferran Font, de Pisos.com]]
Como asegura el director de Estudios de Pisos.com, Ferrán Font, la subida del precio de los alquileres está “presionando” al límite la capacidad financiera de los inquilinos. “La prolongada escalada de las mensualidades se debe a la caída al mínimo de la oferta disponible”, ha explicado Font.
El portavoz del portal inmobiliario subraya que existen localizaciones donde no se puede alquilar una vivienda sin comprometer un porcentaje de ingresos mensuales “incompatible con el resto de gastos fijos”. Todo esto está provocando, según Ferran, que el descontento de la demanda crezca, dado que encontrar un piso en alquiler cuyo pago resulte “cómodo” es cada vez más complicado. Esto conlleva que se tenga que ampliar el radio de búsqueda a ubicaciones menos alineadas con sus planes de vida. “Alquilar no puede convertirse en un lujo, por lo que urge buscar soluciones”, pide Font. El portavoz comenta que “las políticas de acoso y derribo” a los propietarios lo único que consiguen es la retirada de sus inmuebles del mercado.
Junto al precio y la falta de oferta, la tercera dificultad que encuentran los inquilinos para alquilar son los requisitos de los propietarios (37%), según el informe de Fotocasa. En cuarta y quinta posición se encuentran el estado de las viviendas (34%) y el alto desembolso económico inicial (33%).
