Francia encara una semana crucial para medir la salud y estabilidad de su Gobierno. El nuevo primer ministro, Michel Barnier, presentará este jueves unos Presupuestos para reducir de forma extrema el gasto público y lograr un ahorro de 60.000 millones de euros capaz de domar el déficit público. Las protestas le esperan en la calle y en el Parlamento, donde el Nuevo Frente Popular (NFP), el bloque formado por los partidos de izquierdas, defendió este martes una moción de censura condenada de antemano a fracasar [solo obtuvo 197 votos de los 289 que habrían sido necesarios], pero destinada a un único fin simbólico: demostrar que el Ejecutivo se mantiene solo con el apoyo de Marine Le Pen.
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