Cercanías gratuito contra los elementos

Cercanías gratuito contra los elementos

Cercanías sigue siendo gratis. Lo que sin duda repercute favorablemente en el bolsillo de los viajeros y en el aumento de su número. Ir en transporte público, si no se debe abonar el billete, ayuda a dejar el coche en el garaje. Lo cual, en tiempos de emergencia climática, es saludable. Otra cuestión es la calidad del servicio y ésta clama al cielo pese a las deslumbrantes cifras de puntualidad que exhibe Renfe que para nada coinciden con el calvario de los usuarios de determinadas líneas.

Cayó el último responsable de Adif, Ángel Contreras, que sólo llevaba 9 meses en el cargo. Aunque se especula en si la destitución tiene que ver con el «caso Koldo»; el ministro Óscar Puente, el predilecto del Partido Popular, se lo ha cargado tras un episodio de colapso ferroviario en la capital de España. En Barcelona, en paralelo, el enésimo. Más de lo mismo. Sólo que en Cataluña se convive con el caos ferroviario con estoica resignación como si fuera parte del paisaje. Ya se da por hecho que renunciar a desplazarte en coche conlleva la incertidumbre de no saber cuándo vas a llegar o si vas a gozar del privilegio de poderte sentar. Eso, si no te toca una de esas jornadas anárquicas en que centenares de viajeros se agolpan en los andenes esperando que llegue su tren o que les informen de cuándo va a llegar.

Tras el hartazgo de esperar, a menudo a los pacientes viajeros les toca abrirse paso a codazos para lograr entrar en el vagón y compartir la humanidad ajena en todo su vigoroso ajetreo y esplendor. Si eres bajito, el sobaco de un hombretón. En general, el privilegio de la estrechez, del hacinamiento, de la atmósfera cargada de tanta humanidad en un diminuto espacio. Para bajar también hay que abrirse paso. Y ya no digamos si en las plataformas hay bicis o cochecitos de bebé. Mal para los que las llevan, mal para los que intentan hacerse un hueco.

Que Cercanías tenga tantas incidencias no es privativo de Cataluña. Como se ha visto recientemente, en Madrid también hay jornadas bochornosas. Y en Extremadura. Pero las magnitudes son otras. Precisamente en Extremadura se produjo un episodio que costó el cargo a los responsables del Servicio Público. El presidente de Renfe, Isaías Táboas, los cesó. Ocurría el 2 de noviembre de 2022. Aunque luego, sólo cuatro meses más tarde, el que salió en globo fue el mismo Táboas por el escándalo de los trenes de Asturias y Cantabria. Lo acompañó la Secretaria de Estado, Isabel Pardo de Vera. Construyeron unos trenes que no pasaban por los túneles. Lo que además se supo con dos años de retraso porque se estuvo ocultando. Los echó la ministra Raquel Sánchez, exalcaldesa de Gavà y buena conocedora del desastre de Rodalies que sufren sus convecinos.

Poco duró en el cargo Sánchez. En noviembre de 2023 fue relevada por el presidente Pedro Sánchez sin mejora alguna palpable para los sufridos viajeros. Antes, vivió otro esperpento. El incendio de la catenaria de la estación de Renfe de Gavà que dejó toda la R2, la línea de la costa, sin servicio y recurriendo al transporte por carretera durante semanas. Adif se excusó en que fue un rayo. Luego se supo que no hubo rayo alguno. Todo fue un bulo de Adif para justificar el desaguisado. «¿Quién puede luchar contra los elementos?» nos dijeron como pretexto.

Ocurre que Cataluña (junto a Madrid) es con mucho la comunidad con más tránsito de viajeros de Cercanías, concentrados en las líneas de costa e interior que desde el norte y el sur conectan con Barcelona. Son las comarcas más pobladas, con el Baix Llobregat a la cabeza por la zona sur. Hasta Vilanova por la costa o Vilafranca por el interior. Luego está la línea del Maresme, al norte. Cabe recordar que esa fue la primera línea de ferrocarril. Además están las de Ferrocarriles de la Generalitat con especial incidencia en el Vallès por dar cobertura a la tercera y cuarta ciudad de Cataluña: Sabadell y Terrassa.

Rodalies de Barcelona batió este febrero un récord. Más de 10 millones de viajeros. En un solo mes. Son cifras que sólo se dan en Madrid que cuenta con diez líneas por ocho Barcelona más otras ocho correspondientes a Ferrocarriles de la Generalitat (FGC). Madrid y Barcelona son los grandes nudos ferroviarios de Cercanías. También de Larga Distancia. La línea Madrid-Barcelona se acerca al 50% del total de viajeros AVE en el conjunto de España. Lo mismo ocurre en el Puente Aéreo Madrid-Barcelona.

El Metro también moviliza a centenares de millones de personas en ambas ciudades. La Línea 6 de Madrid (cuenta con 10) movió 110 millones de pasajeros en 2023. La Línea 1 de Barcelona, la Línea Roja, movió 116 millones. Por eso, cada incidencia, cada avería, deja infinidad de perjudicados, infinidad de escépticos para con el transporte público cuando éste debiera ser ejemplar y una prioridad absoluta de las administraciones.

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