PSOE y tardosanchismo

PSOE y tardosanchismo

Que un líder político instalado en el poder que le confiere la acción de gobierno pueda tejer en su propio partido al albur de prebendas una dirección monolítica y ajena a cualquier contestación -especialmente en los grupos parlamentarios- es una realidad más que demostrada y especialmente patente hoy en un partido socialista que solo tiene ojos para el sanchismo como los planetas que no giran por estar anclados en marea. Que cuando se pierde el poder en el gobierno de la nación se deja de manejar presupuesto, se pierde el BOE y se carece de capacidad para repartir dádivas conlleva como consecuencia inevitable el derrumbe de todo el montaje de cortafuegos contra la contestación interna en el partido por muy sólido y pretoriano que fuera, es también otra realidad sobradamente demostrada.

Pedro Sánchez ha convocado un congreso federal del PSOE que sobre todo tiene como primer objetivo -propuestas de resolución ocurrentes aparte- cuajar un elenco de guardias de corps, tanto en la ejecutiva como en el comité federal, que puedan apuntalar su incontestable liderazgo labrado a golpe de manual de resistencia para los próximos años, pero, claro está, sin pararse a reparar en lo que debiera ser la capacidad de maniobra del PSOE a medio o largo plazo, es decir, cuando atendiendo a una hipotética y muy probable pérdida del poder en las urnas el panorama pinte de forma muy distinta a la actual, sencillamente porque ya no habría paraguas en forma de gobierno de la nación, único pero fundamental bastión tras la pérdida de presencia en lo largo y ancho de gobiernos autonómicos con la excepción importante pero insuficiente de Cataluña. Las ínfulas de «ordeno y mando» desde la dirección de Ferraz con especial referencia en la contestación comunera castellanoleonesa están encontrando una resistencia en otros territorios poco esperada entre quienes daban por hecho que el catecismo sanchista no encontraría una palabra más alta que otra frente al líder supremo. Pero aquí vuelve a reaparecer esa importante variante, que es una cosa llamada instinto de supervivencia entre los cuadros de una organización, sabedores de que lo férreo de hoy puede ser mantequilla a la vuelta de una simple y llana convocatoria de elecciones generales. Ergo, lo mismo que se edificó a golpe de culto al líder se puede desmoronar por el revés definitivo en las urnas. Algunos ya rastrean árboles con futura sombra.

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