Enrique Ponce: “Mi última corrida será en México”

Enrique Ponce: “Mi última corrida será en México”

Todo estaba preparado y dispuesto para que la trayectoria profesional de Enrique Ponce, que abarca casi 40 años desde que debutara de luces, en Baeza, en agosto de 1986, fuese todo un éxito. Tras una temporada brillante y triunfal en la que brilló en todas las plazas que han sido importantes y significativas en su carrera, el punto final llegaba en la plaza de su tierra, Valencia, en la que se anunciaba también para cerrar la temporada en el coso de Monleón y dar la alternativa a un nuevo torero de a tierra, Nek Romero.

Sin embargo las cosas no salieron todo lo bien que se esperaba, al menos en un principio, puesto que al acabar su turno sólo había cortado una oreja: “Sí, aunque ha habido mucha emotividad, aunque no me han puesto fácil las cosas los toros, que no han terminado de servir, sobre todo el último, que ha sido imposible, no se ha movido para nada. Y luego estaba el viento, que ha molestado mucho”.

Lo que no falló fue la afición. La plaza se llenó hasta las banderas y demostraron lo mucho que se sigue queriendo a Ponce en Valencia: “En todo los sitios donde he toreado este año ha sido precioso, pero lo de hoy en Valencia ha superado todo. Estoy emocionado totalmente. ¿Que en qué pensaba durante el paseíllo? Pues en esa ovación que me dedicaba, en ese cariño hacia mí, en cómo me han recibido y en cómo se han portado conmigo”.

De Valencia su ejercicio tendrá continuidad en plazas americanas, donde firmará sus últimas actuaciones y tendrá efecto su adiós definitivo. Desgraciadamente no parece que haya la más mínima posibilidad, por muy pequeña que fuese, de que su retirada tarde más en llegar: “Si Dios quiere será en México donde ponga el punto final a mi carrera. La última corrida mía en España es esta. Y en México será la última, para despedirme también de aquella afición que que tanto me apoyó para conseguir tantos triunfos como he conseguido allí”.

No quedó conforme con ese balance de oreja y ovación que había logrado en su turno y pidió el sombrero. Un ejemplar, también de Juan Pedro Domecq, abucheado cuando pareció la pizarra anunciadora, pero luego dejó que Ponce desplegase su magisterio y lograse no sólo redondear la tarde sino conseguir un éxito apabullante, cortando las dos orejas de ese sobrero y siendo paseado a hombros por una multitud enfervorizada y entusiasmada con lo hecho por Ponce, que, como sucedía hace años, fue llevado a una de las cervecerías vecinas a la plaza para celebrar el éxito de la tarde. Entre los costaleros figuraban Javier Conde, Fermín Bohórquez, Mariano de la Viña, el ganadero Saez Mansilla y, cómo no, El Soro, que también quiso felicitar a su colega en una tarde tan emotiva.

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