¿Eres capaz de tocarte la punta de la nariz con la lengua? Si es así, podrías tener esta rara enfermedad

¿Eres capaz de tocarte la punta de la nariz con la lengua? Si es así, podrías tener esta rara enfermedad

Para la especie humana, por mucha comunicación oral de la que podamos presumir, el lenguaje no verbal sigue siendo tanto o más importante a la hora de comunicarnos. Las palabras, incluso, pueden tratar de esconder información que nuestros ojos o nuestras manos desmientan. No por nada, los seres humanos hemos evolucionado hasta desarrollar, de media, unos 43 músculos faciales.

La transmisión de información sin tener que hacer vibrar las cuerdas vocales es tan importante, que existen cientos de códigos para interpretar el significado de un gesto tan sencillo como rascarse la nariz o arquear mínimamente una ceja. Esto los animales salvajes lo saben mejor, y con solo enseñar los dientes, muchos ya se abalanzarán encima de quien parezca estar amenazándoles.

La boca, y en especial la lengua, además de para comer o hablar (nunca al mismo tiempo, ya que es de mala educación y conlleva riesgo de atragantamiento), tiene una función esencial en el lenguaje no verbal. Dependiendo del lugar del mundo en el que nos encontremos y de muy pequeñas variaciones en la forma del movimiento, podemos recibir un bofetón a cambio de sacar la lengua: ya sea porque lo interpretaron como una burla o como una invitación sexual no correspondida.

Lo cierto es que la lengua tiene múltiples interpretaciones, y depende mucho también de los contextos. Incluso la Biblia, en el libro de Proverbios 18:21 dice que “La muerte y la vida están en poder de la lengua”. Aunque no todo el mundo comparta la fe cristiana, es fácil reconocer que, efectivamente, este órgano tan elástico tiene más peso del que imaginamos en nuestras vidas.

¿Eres capaz de tocarte la punta de la nariz con la lengua? Si es así, podrías tener esta rara enfermedad

Posiblemente todos seamos capaces de recordar esas especies de juegos o competiciones que se hacían entre los alumnos de los colegios por ver quién era capaz de hacer ‘movimientos extraños’ con alguna parte del cuerpo. Es curiosos cómo los niños tienen mucha menos vergüenza que la mayoría de adultos, y hablan de esos temas sin tantos complejos. Estadísticamente, en todas las clases solía haber una o dos personas que podían lamerse el codo, otras dos o tres que se abrían haciendo un ‘spagat’ completo o que sabían poner la lengua en forma de ‘U’.

Aunque la flexibilidad muscular y articular se pueda trabajar con mucho tiempo y esfuerzo, por desgracia, muchos de estos trucos corporales vienen establecidos por herencia genética. No todas las personas tenemos acceso al mismo rango de movimientos, y tampoco siempre van estos acompañados de efectos positivos, de hecho, en ocasiones pueden darse por malformaciones o condiciones adversas.

Se calcula que tan solo un 10% de la población mundial, aproximadamente, es capaz de tocarse la punta de la nariz con la lengua. Por supuesto, teniendo en cuenta solo los individuos con la dentadura completa, ya que sin dientes incisivos es una tarea infinitamente más sencilla. Esta cualidad también viene preestablecida en el ADN, al igual que muchos movimientos de la lengua.

Esta habilidad para tocarse la punta de la nariz con la lengua tiene nombre, y se le conoce en medicina como ‘signo de Gorlin’, en honor al patólogo Robert J. Gorlin, que fue el primero en escribir al respecto a principios del siglo XX. No se debe confundir con el ‘síndrome de Gorlin’, que es una enfermedad hereditaria grave.

Como decíamos, no es algo raro ni debería ser preocupante, normalmente, poder hacer este gesto, pero conviene conocer otro dato relevante. La mitad de las personas que padecen el ‘síndrome de Ehlers-Danlos’ poseen esta capacidad con la lengua. Se trata de un grupo de trastornos genéticos que afectan directamente al tejido conectivo, el que une las diferentes capas del cuerpo humano. Ante la sospecha de que se pueda padecer esta condición, conviene acudir al médico para que lo juzgue un profesional de la salud.

Al ser un grupo de trastornos, puede tener síntomas muy diferentes, pero entre ellos se encuentran las articulaciones flojas, dolor articular, piel muy elástica y complicaciones más graves. Uno de los ‘Guinness Records’ más extravagantes del mundo lo posee el británico Garry Turner por ‘la piel más elástica del mundo’ (hasta 15,8 centímetros), que padece este síndrome. Aunque puede ser mortal por los defectos del tejido conjuntivo, el inglés lleva una vida sin muchas complicaciones.

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