Su nombre era Juan Antonio Gálvez, pero desde que llegó al mundo se referían a él como Baby y, cuando ya estaba más crecido, su hermana mayor, la inolvidable Celia, le cambió el apodo por Cuchifritín, que tiene un eco a cochifrito y que le venía “pintiparado”, según su abuelo. El niño nació cuando la soñadora y dispuesta Celia tenía siete años, en las páginas de Celia y sus amigos, la quinta entrega de la serie de novelas infantiles de Elena Fortún, seudónimo de Encarnación Aragoneses (1886-1952). Pronto las aventuras y travesuras del pequeño tomaron entidad propia.
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