Lo de Rocío Monasterio venía cociéndose desde hace meses aunque detonase días atrás. Ni la dirección nacional de Vox ni ella se tragaban, y eso que en su momento tenía buen rollo con los asesores que marcan a Santiago Abascal. La ex dirigente se sentía «vigilada» y «ninguneada» y tampoco contribuía ver el trato dispensado a amistades políticas de su propio partido que habían sido laminadas. «Rocío les ha mandado a paseo porque, a diferencia de los que mandan en Vox, ella sí tiene salidas profesionales», argumentan quienes conocen dicho partido.
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