Hoy 12 de octubre, es una fecha de singular importancia para España –y toda la Hispanidad–, al celebrar la Fiesta litúrgica de la Virgen del Pilar y también la Fiesta Nacional de España. Sin duda fue un gran acierto elegir esta fecha para conmemorar nuestra máxima Fiesta civil y política, dada la estrecha vinculación histórica existente entre la «Pilarica» y la formación de nuestra identidad histórica y nacional. Esa identidad estuvo unida al cristianismo desde el primer momento, al ser Santiago –uno de los tres apóstoles más cercanos al Señor, con Pedro y Juan– el destinado a comenzar la evangelización de la entonces Hispana romana, apenas nacida la Iglesia en el primer Pentecostés de la Historia. Una arraigada Tradición recoge lo sucedido el 2 de enero del año 40 de nuestra era, cuando la Virgen del Pilar en carne mortal y acompañada de un gran coro de ángeles se trasladó de donde vivía en Jerusalén/ Éfeso a Zaragoza, entonces Caesar Augustae. Lo hizo para aparecérsele al apóstol Santiago que misionaba en Hispania estando a orillas del Ebro camino de su desembocadura en el Mediterráneo para embarcarse de regreso a Jerusalén. La coincidencia de esa primera y única mariofanía –antes de su gloriosa Asunción al Cielo en cuerpo y alma– siendo el destinatario de la misma el apóstol Santiago para fortalecerlo en su labor evangelizadora de España, destaca la importancia de esa Misión en los designios inescrutables de la Providencia. Asimismo, otra singular coincidencia se producirá cuando casi ocho siglos después de iniciada la invasión musulmana, se culminó la Reconquista de España por los Reyes Católicos en 1492, y precisamente en otro 2 de enero, confirmando esa señalada relación hispana con la catolicidad. Y por si no fuera suficiente, ese mismo año comenzaría la conquista y evangelización de América al atisbar por primera vez ese continente «coincidiendo» con la fecha de hoy, 12 de octubre, El Pilar. Estos hechos históricos tan señalados explican y justifican sobradamente que España celebre su Fiesta Nacional precisamente en el día de hoy. Con razón recogen los versos: «A los tres apóstoles predilectos del Señor –Pedro, Santiago y Juan– antes de subir al Cielo, les encargó el cuidado de lo que más quería: a Pedro, Su Iglesia; a Juan, Su Madre y a Santiago, España». La obra de conquista y civilizadora del «Nuevo Mundo», será una gigantesca empresa histórica, marcada por la evangelización católica, guiada por la mano de María: de la Guadalupana y la Pilarica. Emperatriz de América, Patrona de España y de la Hispanidad. Por ello, la apostasía –la «descristianización»– representa para España la pérdida de su identidad nacional. «España, tierra de María».
