Las espectaculares villas medievales que sorprenden por su impresionante estado de conservación

Las espectaculares villas medievales que sorprenden por su impresionante estado de conservación

La Edad Media fue la de mayor esplendor para nuestro país. España era temida en todo el mundo y sus territorios superaban las fronteras de la Península Ibérica. La riqueza abundaba y eso permitía que las ciudades y pueblos contaran con edificios esplendorosos. Muchas de estas villas han llegado a nuestros días, y sorprenden por su impresionante estado de conservación. Es el caso de varios municipios, que se han convertido en referentes turísticos para nuestro país.

Un pueblo medieval es un lugar cerrado dentro del paisaje
agrícola y forestal, sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de los
habitantes y campesinos del entorno, a la vez que constituye el mercado del
área de influencia. A estos centros acudían los campesinos a vender sus
excedentes (cereales, frutas, carne, etc), a la vez que compraban artículos de
uso cotidiano elaborados por los artesanos (herramientas, cerámica, o ropa…).
Por ello el comercio ha sido caracterizado como su función principal, y por ese motivo se requirió
que hubiera disposición de plazas o espacios públicos para poder realizar
tareas de mercado.

Las ciudades medievales estaban rodeadas de altas murallas
para su protección y algunas contaban con una fortaleza construida dentro del
recinto de la ciudad conocida como ciudadela. En sus puertas se cobraban los
impuestos sobre las mercancías que entraban en la ciudad. Las puertas se
cerraban por la noche pero por el día permanecían abiertas.

Los edificios más destacados eran la catedral, la casa
consistorial, la universidad, la lonja, las Iglesias y conventos, las
hospederías, los hospitales y los palacios de algunos nobles y burgueses. La
ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. Disponían de un
gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos
instalaban sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales
acontecimientos de la ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones
festivas y los ajusticiamientos.

 

El ejemplo típico de ciudad medieval en el mundo es la
francés de Angers, dónde la muralla del Imperio Bajo ha sido edificada al final
del siglo III o al principio del siglo IV, cercando un sector incluyendo la
catedral, la residencia del obispo, el forum antiguo y probablemente un centro
de poder, según asegura Wikipedia.

Pues en España los pueblos de estas características que más
sorprenden por ser los mejores conservados son:

Pedraza (Segovia)

Esta localidad segoviana está considerada como uno de los
rincones más hermosos de España y se cree que la historia de esta villa
medieval comenzó en siglo IV antes de cristo, ya que en la explanada del
castillo se han encontrado restos de cerámica realizada a mano que podrían ser
de poblaciones celtas.

Pedraza puede presumir de ser uno de los pueblos medievales
mejor conservados de toda España. Además, desde 2014 forma parte de la
Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España y en 2019 fue elegido el Pueblo
Más Bello de Castilla y León. Además, cuenta con la declaración de
“Monumento Histórico”.

Entre sus atractivos destacan: – La Plaza Mayor: Es la
quintaesencia de la Villa. Una plaza típica castellana, que se ha ido formando
poco a poco a lo largo de los años. Irregular y algo anárquica, es una plaza
hecha a retazos, con derribos aprovechados.

Nadie la diseñó y es hermosa, una de las plazas mayores más
hermosas de España. El conjunto más llamativo son las casas porticadas frente a
la iglesia. Originalmente dos casas del siglo XVI convertidas luego en cuatro
viviendas. Los soportales se añadieron con posterioridad una vez que los
señores feudales abandonaron el castillo al perder sus privilegios sobre la
Villa. De hecho, los fustes y capiteles de las columnas pudieran proceder del
propio castillo.

 

– El Castillo: El castillo es una fortaleza edificada en el
siglo XIII y reedificada en el siglo XV. De ese siglo es la torre del homenaje.
Dentro del castillo, en la escalera que da paso al aljibe, se conserva el
escudo de los Herrera, anteriores a los Fernández de Velasco. Los duques de
Frías, condestables de Castilla, volvieron a reformarlo en el siglo XVI de
donde data la estructura que actualmente se ve. A este castillo se vinculan
sucesos históricos como la prisión de los hijos del rey de Francisco I de
Francia desde 1525 a 1529 y también alguna que otra leyenda. En 1926, cuando lo
adquirió el pintor Ignacio Zuloaga, el interior del castillo estaba arruinado.
Restauró una de las torres, donde instaló un taller y pintó paisajes y retratos
de las gentes de Pedraza.

– Puerta o Arco de la Villa: Es la única puerta de acceso al
municipio. Portones de álamo negro. Arco con dibujo de ladrillo mudéjar. En la
parte superior central, escudo del Señorío de Velasco. En las paredes, a ambos
lados de la puerta, esgrafiado.

– La Cárcel de la Villa: Edificio medieval del siglo XIII y
reconstruido en el siglo XVI propiedad de la Comunidad de Villa y Tierra de
Pedraza que se abrió al público el 1 de abril de 1994 gracias al esfuerzo de la
Fundación Villa de Pedraza, que desde entonces la gestiona y cuyos guías
colaboradores se ocupan de mostrarla.

El visitante podrá ver cómo era una mazmorra, el cepo de
pies para inmovilizar a los presos, un grillete para el cuello, la gran
chimenea con escudo, los retretes de “caída libre”, las lóbregas
mazmorras de los pisos bajos y las originales celdas de madera, el camastro de
los presos y un largo etcétera.

Frías (Burgos)

La considerada como ciudad más pequeña del mundo cuenta con
una riqueza patrimonial única entre las que destacan: – Castillo de los Duques
de Frías: La principal visita en Frías es el Castillo de los Duques de Frías o
de los Velasco. Está situado en lo alto del cerro de la Muela y se puede ver
desde cualquier punto de la localidad. Su construcción data del siglo IX como
fortaleza defensiva aunque la estructura que se observa en la actualidad es de
finales del siglo XII y principios del XIII, durante el reinado de Alfonso
VIII. Se puede acceder a su interior cruzando un puente levadizo sobre un foso.
Alrededor del patio de armas se conservan restos de las antiguas dependencias,
como estancias de servicios, graneros y bodegas. Desde la parte superior de la
torre del homenaje las vistas de Frías y de sus alrededores son impresionantes.

– Casas Colgadas: Las casas colgadas son el principal
emblema del municipio burgalés. Todas son de dos o tres alturas, y la mayoría
de ellas conservan la bodega ya que Frías ha tenido una gran actividad vinícola
a lo largo de su historia. Las casas cuelgan desde la roca y su fachada tiene
entramados de madera. La calle Antonio Carpintero y la calle San Mayor de San
Vítores son las mejores para observarlas en todo su esplendor. En la antigüedad
estaban rodeadas por una muralla, de la que actualmente sólo quedan algunos
restos y dos de las puertas, la de Medina y la del Postigo.

– Palacio de los Salazar: Situado en la plaza de Alfonso
VIII, en la actualidad acoge la Oficina de Turismo de Frías. Conserva el escudo
con las 13 estrellas de los Salazar.

 

– Puente Medieval: El puente medieval del pueblo tiene nueve
arcos y 143 metros de longitud. A pesar de su nombre, su origen es románico.
Fue en el siglo XIV cuando se le añadió una torre defensiva en la parte
central. Quienes quisieran cruzar el puente tenían que pagar el derecho de
pontazgo en función de su lugar de residencia y los bienes que portaran.

– Calzada Romana: Por Frías pasa una de las calzadas romanas
más importantes de la Península Ibérica, que comunica el norte del país con la
meseta castellana.

– Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir y San Sebastián:
Es el principal templo religioso de la localidad, y está ubicado en el casco
antiguo. De la construcción primitiva románica apenas quedan algunos restos. La
torre se cayó a principios del siglo XX y tuvo que ser levantada de nuevo. En
los siglos XIV y XVI se añadieron la capilla del Santo Cristo de las
Tentaciones y la capilla de la Visitación a la nave central.

Maderuelo (Segovia)

Esta villa segoviana está catalogada como Conjunto
Histórico-Arstístico, y situada sobre una gran colina, rodeada por el embalse
de Linares. Es el inicio de las Hoces del Río Riaza.

Entre sus atractivos se encuentran: – El Arco de la Villa:
Entrada emblemática que protege el acceso suroeste. Aún conserva los cerrojos,
la poterna y unas gruesas puertas de madera acorazada, con adornos y
policromía, blindaje del siglo XV. Hasta principios del siglo XX disponía de
foso y puente.

Este conjunto defensivo se configura con una entrada
abovedada cuya abertura intramuros es un alto arco de medio punto y la exterior
un arco apuntado. Adosado al arco exterior hay otro de medio punto, más alto,
con un gran hueco central o buhedera y realiza la función de matacán para
proteger el acceso.

– El Torreón del Castillo: Es uno de los últimos vestigios
del castillo que protegía el acceso norte y fue habitado por los condes de San
Esteban. Sufrió los despiadados efectos de numerosos rayos que han derribado
parte de sus muros. Aún se aprecian la disposición cuadrada de este baluarte,
en cuyo subsuelo existe un aljibe.

– La Iglesia-Palacio de San Miguel: Conjunto formado por la
antigua parroquia del siglo XII sin culto, y una vivienda adosada, hoy privada.
Sus muros formaron parte del conjunto defensivo oeste y ha sufrido profundas
remodelaciones. En el siglo XV se adosó una segunda nave rectangular, rematada
con una pequeña espadaña.

 

El campanario-torreón de la primitiva ermita románica de
ábside semicircular, se convirtió en vivienda. En su sobrio interior existen
varios enterramientos enmarcados en arcos góticos, destacando la lápida de la
familia Hermosa. Reconstruida en 1981 gracias a la labor conjunta del
Ayuntamiento y la Junta de castilla y León, se ha convertido en un edificio de
gran actividad social y cultural.

– Ermita de la Veracruz: Nacida como parroquia quedó
“reducida a mera ermita en la que se oficiaba misa todas las fiestas de la Cruz
y de Apóstol” afirmaba Don Bartolomé de Alba en el siglo XVIII en una visita
pastoral. Declarada Monumento Nacional en 1924, esta sencilla ermita templaria
sorprendió al mundo por albergar uno de los mejores conjuntos de frescos
románicos castellanos.

Olite (Navarra)

Imagina un pueblo de calles empedradas, nobles caserones,
galerías medievales y espléndidas iglesias. Imagina a sus gentes conversando, a
los comerciantes anunciando sus mercancías y a los labradores trabajando el
campo y los viñedos más allá de las murallas.

Imagina un hermoso castillo dominando la villa. Con
impresionantes torres, lujosas estancias y los jardines más frondosos que se
puedan cultivar.

Y ahora deja de imaginar, porque lo que te hemos contado no
es un espejismo. Es un lugar muy real y está en la Zona Media de Navarra. Su
nombre es Olite y su castillo, el Palacio Real.

 

Su historia data de la época romana, cuyas murallas fueron
construidas en el siglo I. Es una villa amurallada rodeada de 20 torres
conocidas como «Cerco de dentro» pero debido al incremento de los habitantes la
ciudad se extendió hacia el sur dando lugar a un nuevo recinto denominado
«Cerco de afuera» albergando muchos monumentos.

Zafra (Badajoz)

Zafra, también conocida como Sevilla la Chica, se encuentra
en el corazón mismo de la Baja Extremadura, en un llano al pie de las
escarpaduras rocosas de la Sierra de Castellar. La consolidación de la ciudad comienza gracias al
estratégico punto de tránsito que fue la “Vía de la Plata” de la
Hispania romana. Consustancial a esta histórica tradición mercantil es su feria
de ganado de San Miguel.

La población se encuentra presidida por el Alcázar del siglo XV. Su exterior presenta aspecto militar, pero el interior asemeja un palacio.
Destaca el renacentista claustro del patio central. En la actualidad el Alcázar
alberga un parador de turismo.

 

En su entorno se articula la población medieval, compuesta
por calles angostas con una peculiar trama con forma de caparazón de tortuga.
Una muralla de piedra del siglo XV la rodeaba por completo, conservándose tres
de las ocho puertas con que contaba. La Plaza Grande, arqueada, se sitúa en el
centro mismo de la población.

Conectándose con ella mediante el popular “Arquillo del
Pan”, se halla su hermana menor la Plaza Chica. Pero el patrimonio
monumental de Zafra es muy numeroso: la suntuosa iglesia colegiata de La
Candelaria, erigida en 1.546, en cuyo interior se guardan tres retablos, uno de
ellos de Zurbarán y otro de Churriguera; la iglesia parroquial de San José,
multitud de conventos, sobre todo del siglo XVI; el Hospital de Santiago, fundado
en el siglo XV, etc. En el apartado de la arquitectura civil, se encuentran
numerosas casonas hidalgas del XVI al XVIII, y las burguesas del XIX, según asegura la web turística del Ayuntamiento de Zafra.

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