Tras probarse la participación emiratí, las RSF acusan a Egipto de participar en la guerra civil de Sudán

Tras probarse la participación emiratí, las RSF acusan a Egipto de participar en la guerra civil de Sudán

Hay exactamente cero periodistas internacionales en Jartum, capital de Sudán, en un contexto de guerra civil que lleva prolongándose desde hace dieciocho meses. Cero periodistas pululando por el desierto de apariencias infinitas. Las organizaciones internacionales se ven continuamente recluidas a puntos específicos de la geografía del país y las treguas humanitarias han sido inútiles. Obtener información en un conflicto de las características que se tratan es en extremo difícil. Las noticias llegan con cuentagotas. Pequeñas piezas del rompecabezas consiguen unirse poco a poco y de forma irregular.

Pero existen dos acontecimientos fundamentales que podrían marcar el curso de la guerra. El primero, la participación directa de Emiratos Árabes Unidos en el conflicto, que se supo tras reconocer el ministerio de Defensa emiratí la muerte de varios de sus soldados en un bombardeo del ejército regular contra posiciones de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF por sus siglas en inglés). El segundo, más reciente, la posible confirmación de que Egipto colabore estrechamente con el ejército regular de Sudán y que la neutralidad del país de los faraones en la guerra civil de Sudán haya quedado definitivamente descartada.

Los rumores sobre una implicación egipcia surgieron casi al comienzo de la guerra. Entonces, las RSF difundieron varios vídeos en redes sociales donde mostraron a varios militares egipcios hechos prisioneros en Meroe y que posteriormente fueron entregados al Cairo, tras ser acusados de colaborar con el ejército regular para reprimir la sublevación. Pero no sería hasta este sábado cuando las RSF emitieron un comunicado oficial donde acusaba a Egipto de “apoyar al ejército sudanés, que ha sido secuestrado por los Hermanos Musulmanes en Sudán y que cuenta con el apoyo de todos los grandes grupos extremistas que pretenden mantener en Sudán un importante centro de terrorismo internacional”. En una sola frase, las RSF acusaron al Cairo de aliarse, no ya con sus enemigos en la contienda, sino de alentar de forma directa la proliferación del terrorismo islámico en África.

El comunicado recuerda lo sucedido en Meroe al inicio de la guerra, añadiendo que “la Fuerza Aérea egipcia también participó en los combates junto al ejército sudanés al bombardear campamentos de las RSF, incluyendo la masacre en el Campamento de Karari, cuando más de 4.000 soldados desarmados que se preparaban […] para participar en la operación Tormenta Decisiva, murieron debido a un traicionero ataque aéreo”. La operación Tormenta Decisiva se refiere a la intervención emiratí en la guerra civil de Yemen, en la que han participado desde 2015 las RSF sudanesas.

El extenso comunicado prosigue afirmando la presencia de mercenarios egipcios en territorio sudanés, además de denunciar la donación de importante material militar al ejército regular, mientras continúa diciendo que “El Cairo se ha convertido se ha convertido en un refugio para los líderes del terrorismo islámico”. Nuevamente inciden en el factor extremista-religioso.

Debe conocerse que la asociación entre El Cairo y el general Al Burhan (líder del ejército regular sudanés) se encuentra estrechamente vinculada en referencia a la postura que ambos mantienen ante Etiopía por la reciente construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope. De hecho, este mismo sábado publicaron un comunicado conjunto donde advertían nuevamente a Etiopía sobre un uso responsable del caudal del Nilo. No deja de resultar representativo que, el mismo día que las RSF acusan a Egipto de colaborar con el ejército regular, el mismo país emita un comunicado conjunto con el ejército regular (al que califica sencillamente como “Sudán”, por si cabían dudas de qué facción en el conflicto es legítima bajo el prisma egipcio).

Los posibles vínculos entre Egipto, el ejército regular de Sudán y los Hermanos Musulmanes han sido ampliamente comentados desde el lado de las RSF desde el comienzo de la guerra, aunque no hay pruebas claras que demuestren estas acusaciones. Algunas voces indican que fue precisamente esta asociación la que llevó a las RSF a sublevarse en un primer lugar, con el fin de facilitar una transición de gobierno tras el golpe de Estado de 2019. Lo que resulta más complicado de encajar, es que el propio Al Burhan era uno de los líderes del golpe de Estado que destituyó en 2019 a Omar Hasán Ahmad al Bashir… cuyo régimen sí que estaba estrechamente vinculado a los Hermanos Musulmanes.

Es difícil de entender que el mismo hombre que expulsó a los Hermanos Musulmanes del gobierno de Sudán sea ahora su mayor aliado, aunque todo es posible en el desierto cuando sopla el viento y se levanta la arena. Igual que no logra encajar del todo que el actual presidente egipcio, Abdelfatah El-Sisi, que es además uno de los responsables de haber derrocado a los Hermanos Musulmanes en Egipto (2013), sea ahora su mayor valedor en la región. Uno, vale… pero es difícil de asimilar que los dos dirigentes hayan cambiado al bando opuesto de sus ideales porque lo asegura el comunicado de un grupo paramilitar cuyos crímenes contra las poblaciones negras en Darfur han sido probados en repetidas ocasiones.

La participación de Emiratos Árabes Unidos en la guerra civil de Sudán, del lado de las RSF, es una evidencia probada y reconocida por Abu Dabi. Las pruebas documentales y los movimientos diplomáticos realizados de cara al público parecen demostrar, a falta de una confirmación definitiva, que una nueva pieza encajará en el puzle sudanés y se conocerá que Egipto colabora de forma directa con el ejército regular en Sudán. Que los mismos estén “secuestrados” por los Hermanos Musulmanes y que se traten de un movimiento extremista-religioso, eso es más difícil de tragar.

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