La brecha de género cardíaca: el infarto femenino se estudia poco, se diagnostica mal y se trata peor

La brecha de género cardíaca: el infarto femenino se estudia poco, se diagnostica mal y se trata peor

No. Hombres y mujeres no somos iguales ante la ley. Ante la ley del infarto. En todo el mundo, las féminas siguen sufriendo las consecuencias del infradiagnóstico y de la falta de conocimiento sobre las características específicas de la enfermedad cardiaca en su sexo. Un accidente coronario se desarrolla de manera muy distinta entre los varones y entre las mujeres. Y la ciencia, a pesar de los avances realizados en los últimos años, sigue sin entender bien las diferencias.

Eso es lo que acaba de poner, de nuevo, de manifiesto, un trabajo publicado en la revista «Heart»y que parte del análisis de cientos de datos clínicos de mujeres en Reino Unido. La conclusión es clara. Las mujeres siguen estando menos representadas en los ensayos clínicos de cardiología, menos presentes en los cribados preventivos, menos diagnosticadas y sometidas a tratamientos menos personalizados.

Tradicionalmente, la enfermedad cardiovascular se ha considerado, de manera incorrecta, un mal masculino. Pero, en realidad, las mujeres son grandes candidatas también a sufrilo. De hecho, hay algunos estudios que demuestran que la mujer tiene más riesgo de enfermedad coronaria. Al menos en determinadas circunstancias.

En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, cada ocho minutos fallece una mujer por enfermedad cardiovascular. La Sociedad Española de Cardiología, elaboró en 2021 un informe en el que se evidenciaba que, analizando las tasas brutas de fallecimiento por cada 100.000 habitantes, se demostró que ellas mueren más por fallos del corazón que por cáncer. No hay duda de que las enfermedades isquémicas cardiacas son la causa más importante de muerte cardiovascular en mujeres en todo el mundo, pero la incidencia reportada sigue siendo subestimada.

La baja representación de la mujer en las estadísticas cardiacas tiene un efecto pernicioso en el manejo de la enfermedad. El trabajo presentado en la revista «Heart» advierte de una gran injusticia: «Los factores de riesgo convencionalmente establecidos para la enfermedad coronaria se controlan más en hombres que en mujeres». Por ejemplo, cuando aparecen señales de alarma como la elevación del colesterol o a hipertensión en un varón, suelen tomarse medidas inmediatas y se inicia con más facilidad un procedimiento de control de riesgo coronario. En el caso de las mujeres el fenómeno no conduce de manera inmediata al cuidado del corazón.

Como resultado se produce una paradoja: a pesar de los avances generados en las últimas décadas en el tratamiento de las patologías coronarias, la incidencia de esta enfermedad en mujeres no deja de crecer.

Algunos expertos llevan tiempo alertando de que los sistemas sanitarios convencionales no han sabido «escuchar al corazón femenino». Y es que el funcionamiento de este órgano es diferente entre uno y otro sexo y la mayor parte de la literatura médica sobre la patología coronaria se basa en el corazón del hombre.

La mujer experimenta a lo largo de su vida episodios específicos que impactan en su salud cardiaca. Según un estudio epidemiológico realizado en 2022 por la «Womens Heart Alliance» de Canadá, las peculiaridades biográficas más relacionadas con el corazón de la mujer son las posibles complicaciones en el embarazo, los cambios hormonales de la menopausia, los ciclos menstruales y el riesgo de enfermedades específicas como el síndrome poliquístico ovárico. Estadísticamente, estos eventos condicionan que, como media, la mujer esté más expuesta a un daño cardiovascular prematuro que el hombre.

Sin embargo, en la investigación clínica existe una gran desproporción entre el número de ensayos realizados sobre los factores de riesgo más habituales en el hombre y los realizados sobre las condiciones más femeninas. También hay más hombres que mujeres participando en ensayos clínicos como pacientes y tres veces más investigaciones cardiacas lideradas por científicos que por científicas.

Como resultado, según un trabajo elaborado sobre 600.000 casos de infarto en Europa por la Universidad de Leeds, las mujeres tienen un 50% más de probabilidades de recibir un diagnóstico erróneo en su primera crisis cardiaca que los hombres.

Uno de los motivos que justifican esta disparidad es que la mujer puede presentar síntomas algo diferentes cuando su corazón se ha dañado. Está comúnmente aceptado que el infarto se manifiesta con un dolor opresivo en el centro del pecho o la parte alta del estómago que puede irradiarse a un brazo (principalmente el izquierdo) y que puede ir acompañado de náuseas, dificultad respiratoria y dolor de espalda.

Cuando es una mujer quien sufre el ataque, los síntomas pueden ser algo diferentes. En ocasiones el infarto cursa con fatiga previa y sudoración sin dolor y en los días previos pueden aparecer insomnio, ansiedad y debilidad muscular.

Uno de los obstáculos para la investigación clínica del infarto femenino es que se ha considerado que la mujer, antes de la menopausia, está especialmente protegida gracias a la presencia de estrógenos fisiológicos. Tras la desaparición de la menstruación, los niveles de estrógenos descienden, aumenta el colesterol y sube la tensión arterial. Pero el efecto protector de las hormonas durante una buena parte de la vida no exime de la necesidad de entender mejor cómo funciona el riesgo coronario femenino.

Por eso, los autores de este último estudio sugieren que debería potenciarse la creación de especialidades dedicadas específicamente al infarto femenino, aumentar la financiación de ensayos clínicos orientados a las mujeres y divulgar en medios los rasgos distintivos de esta enfermedad entre ellos y ellas.

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