En 1983 funcionaban unas sesenta discotecas solo en la ciudad de Benidorm, muchas más de las que había en algunos países europeos medianos. Aquel año, Blue Monday, un tema de New Order, a priori complicado porque dura más de siete minutos, alcanzó el número uno en las listas británicas meses después de haberse publicado sin demasiado éxito. ¿El secreto? La hoy legendaria canción fue machacada por los djs alicantinos durante el verano, y miles de turistas británicos volvieron de sus vacaciones deseando comprar el single y ponérselo a sus amigos.
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