La tendencia alcista de la renta variable, en un año marcado por temores de recesión y otra serie de riesgos, se ha apoyado en los grandes valores, tanto en España como en Europa y Estados Unidos. Han sido los catalizadores de los máximos marcados (en casi todos los casos históricos, no así en el Ibex 35) por los índices bursátiles, sobre una base de resiliencia económica y relajación monetaria. Pero el mundo no se acaba en los blue chips (grandes valores). Y, mientras determinados gestores de fondos y algunas firmas de análisis ponen el foco en los valores de pequeña capitalización como vía para comprar Bolsa a precios más atractivos, hay un último escalón dentro del mercado que ofrece rentabilidades (y riesgos) de alto voltaje.
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