A Pedro le gusta Taylor Swift

A Pedro le gusta Taylor Swift

Hay presidentes o primeros ministros que se afanan en reconocer a Palestina, aunque eso no acabe con los miserables errores de Netanyahu (no confundir con Israel) ni, desde luego, con la argucia asesina de Hamás; el jefe de la oposición brama contra la política insana del Gobierno con no demasiada fortuna, y hasta algún gurú espera que mañana o pasado hagan caso a su mensaje, presumiblemente amañado. Ninguno de estos epitafios se recordarán en sus tumbas, aunque alguno era inevitable que fluyera antes de que llegara Taylor Swift, porque todo lo demás será, hoy y mañana, polvo enamorado, como lo de nuestro gobernante.

Esta noche la cantante despliega en el Bernabéu la rubia candidez de su rebeldía. La única mujer, dicen, que podría cambiar el mundo. Pedro Sánchez, tan atento a las últimas tendencias, la tiene en su «playlist», junto a Rosalía y Lana del Rey, por lo que no sería extraño que la salude a su llegada a España. Un «like» de Taylor valdría por unas elecciones. Se acabaría la campaña electoral, lo que sería un alivio y no habría que esperar a que abrieran las urnas. A Feijóo, dicen que dijo, le gustan los discos de Luis Eduardo Aute y de Julio Iglesias. Será más creíble, pero desde luego, mucho menos contemporáneo y más bien «random». Julio es Dios en la Tierra, pero Aute, pobre, se fue y se fue, que es lo que suele pasar con el PP. Que se va y se va.

Quien tenga a Taylor Swift de su lado verá abiertas las puertas del cielo. Es la esperanza blanca para que los jóvenes se animen a votar en Estados Unidos, lo que podría cortar el paso a Trump.

Si Pedro Sánchez persiguió a Biden, no sé qué haría por una foto con Swift. Igual tenemos una sorpresa esta noche en algún lugar del palco. La noticia estará en el escenario y en los que hayan conseguido una entrada para sentirse o hacerse pasar por «swiftie». Quién ose toserle encontrará un vendaval. No ha venido a traer la paz sino la guerra.