Abascal hace bandera de su cruzada contra la inmigración

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Vox arrancó la campaña electoral con el lema «Nos van a oír» y sus propuestas y su arranque de cara al 9J fueron su principal altavoz.

Santiago Abascal se ha vuelto a implicar en estas elecciones como si él fuera el candidato, dando de nuevo valor a la marca, consciente de su peso y formando tándem con el candidato al Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, quien repite como cabeza de lista.

Vox vuelve a defender las mismas premisas que defendió hace cinco años: su intención de derogar el Pacto Verde europeo y la Agenda 2030 (que definen como una «herramienta de adoctrinamiento»), además de su apuesta por procurar un endurecimiento de las fronteras de la UE y exigir la expulsión inmediata de los inmigrantes ilegales, que se han visto incrementados en los últimos años con los «nefastas consecuencias que tiene para España».

De hecho, Abascal, dejó claro en sus mítines que está muy bien ayudar a los demás, pero «primero hay que ayudar a los españoles. Esto no es odio a nadie, es un profundo amor a nuestra manera de vivir, a nuestra propia identidad, a nuestros propios compatriotas» y criticó el efecto llamada que se está trasladando tras la convocatoria de «los políticos progres que les ofrecen un futuro que no podemos ni ofrecer a nuestros hijos», mientras luego «pierden la vida en el mar o reciben las ayudas que a muchos españoles no les dan», advirtiendo, además, de que «algunos no se adaptan». Vox también tienen un discurso muy consolidado en una de las batallas que se darán tras el 9J: todo lo que afecta al sector agrícola, ganadero y energético.

Vox entró en campaña con un gran protagonismo debido a la crisis diplomática desencadenada por el cruce de ataques verbales entre el presidente de Argentina, Javier Milei, y el Gobierno (Óscar Puente, insinuó que el presidente argentino se drogaba con «no sé qué sustancias» y este respondió con la corrupción que acecha a la familia de Sánchez).

El «Viva Europa» celebrado en el Palacio de Vistalegre, talismán del partido desde sus inicios, hizo que la presencia de Milei en el acto generara una gran expectación. Ese cónclave volvió a ser una prueba de fuerza del partido y sobre todo de movilización. También acudió Meloni, con quien comparte grupo parlamentario en la Eurocámara y donde se mira el partido con la idea de lograr el avance de las derechas a nivel europeo.

Vox tratará de buscar oxígeno en estos comicios, ya que desde las elecciones generales (cuando pasó de 52 a 33 escaños) el partido parece que ha tocado techo: ha conseguido mantenerse en el resto de convocatorias y, a pesar de que en algunos territorios ha aumentado en número de escaños, eso no se ha traducido de la misma forma en número de representantes, por lo que en estos comicios tiene esa oportunidad. En 2019, Vox logró tres eurodiputados, por lo que deberá mantenerse o incluso subir su representación. Para ello, ha apostado por la consolidación de su cabeza de lista y dio un golpe de efecto fichando en el tercer puesto de la candidatura al exportavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta.

Los de Abascal llegan a las elecciones erigiéndose como la única garantía para frenar a las izquierdas: O «Vox o todo lo demás». Quieren «leer la cartilla» en el Parlamento Europeo, formar parte de la nueva mayoría que va a cambiar el rumbo de Europa, evitar cualquier imposición de izquierdas y defender la soberanía española.

Durante la campaña, Abascal también acusó al PP de «engañar» a la gente por hacer creer que el 9J es un plebiscito para poder echar a Pedro Sánchez de La Moncloa.

Pero tiene una «amenaza» en estos comicios: la posible irrupción del partido de Alvise Pérez, aunque Buxadé no le ve rival.