Abascal se quita la máscara

Abascal se quita la máscara

Se ha acabado la mascarada. Las cosas son lo que son. Abascal se ha quitado la máscara, pero no ha sido para desprenderse de la mentira, la falsedad y el hieratismo sino para mostrar que su único objetivo es atacar al PP. Es cierto que las constantes agresiones verbales mostraban una clara tendencia. No recuerdo ninguna intervención en la que se centrara en descalificar solo al sanchismo, ya que aprovechaba para incluir a Feijóo y la derechita cobarde. Es muy cómodo decir que no a todo a la vez que permitir que Sánchez se eternice en La Moncloa. Esta oposición destructiva no conduce a nada, porque era necesario renovar el CGPJ o resolver el grave problema de los menores inmigrantes. Es una cuestión humanitaria, pero también una obligación de conformidad con los tratados internacionales que hemos suscrito. La única alternativa que ofrece Vox es oponerse a todo e intentar la obstrucción por sistema. Es la estrategia de cuanto peor, mejor. Es una lástima que Abascal y su camarilla se apropien de la bandera, pero solo como un gesto estético vacío de contenido.

Sánchez está muy contento. Sus primeras declaraciones confirmaron que estaba exultante. Al igual que el caudillo de Vox, está encantado de haberse conocido y coinciden en su forma autoritaria de gobernar sus respectivos partidos. No hay más voluntad que satisfacer sus caprichos, pisotear las instituciones e ignorar cualquier atisbo de democracia interna. El PSOE y Vox son meros instrumentos al servicio de la voluntad de sus líderes. La mayor parte de sus dirigentes ganan más en la política que en sus respectivas profesiones en el caso de que las tengan. Hay un exceso de patriotas de talonario. Es algo que viví en Cataluña con las redes clientelares creadas por CiU. La absurda y extemporánea salida de los gobiernos autonómicos es la confirmación del caudillismo y populismo que defienden su presidente y sus bien pagados palmeros. Nada queda del Abascal que conocí. Se queja del autoritarismo de Sánchez, que comprobamos en sus escasas ruedas de prensa, ya que solo permiten que pregunten los medios sanchistas, pero tiene el mismo comportamiento tanto en sus decisiones como en sus propuestas, así como en su relación con la prensa. La ausencia de argumentos refleja un inquietante ordeno y mando que le pasará factura en las urnas.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)

Please follow and like us:
Pin Share