Aerolíneas exclusivas Moncloa

Aerolíneas exclusivas Moncloa

Por si a alguien le cabía alguna duda de por dónde iban las intenciones del presidente Sánchez en lo que se refiere a la prensa dentro de su anunciada «regeneración democrática» no tiene más que contemplar la triple patada a la pluralidad, al derecho a la información y a la libre competencia que está suponiendo la particular política de Moncloa –negociado de la Secretaria de Estado de Comunicación– a la hora de decidir qué medios nacionales resultan «agraciados» como si de una rifa amañada se tratara, para acompañar al jefe del Gobierno en el avión oficial que pagan todos los españoles con independencia de qué periódico leen, qué televisión ven o qué radio escuchan.

Como podrán imaginar, los seleccionados son los medios públicos sobre los que el gobierno de turno siempre tiene algo que decir, queda después algún hueco para medios privados discutiblemente críticos y ya en menor medida los otros privados que cuentan verdades igual que los anteriores, aunque tal vez más incómodas. Para los que juegan al «divide y vencerás» quede claro que no pretendo calificar de «redil» a los medios agraciados, cuyos profesionales realizan una labor encomiable e impecable, pero sí señalar a quienes desde Moncloa se empecinan en pastorear a los informadores que realizan la cobertura presidencial.

Tal vez por ello convenga recordar que, en otros tiempos de mayor salud democrática los medios nacionales que habitualmente seguían al presidente (y algo sé de esto) se costeaban su vuelo comercial (primera garantía de independencia) y solo en ocasiones en las que resultaba imposible seguir su programa y agenda, se brindaba la posibilidad de viajar en el avión oficial a todos estos medios insisto habituales, ya fueran sus líneas editoriales de izquierdas, de derechas o nacionalistas. Ni con González, ni con Aznar, ni con «Zp», ni con Rajoy se hacían distingos, conscientes de que el derecho a la información es sagrado. Hoy el resultado es un presidente también bunkerizado en sus viajes (no vaya a ser que haya excedente de preguntas incómodas) y millones de ciudadanos a los que se ningunea sencillamente porque leen, ven o escuchan medios no afines. Se rompen gravemente las reglas del juego y todavía vienen a hablarnos de «regeneración». Este periódico y otros medios han sido marginados en la reciente gira africana de Sánchez y también ahora en su viaje a China arrancando curso político. Inquietante como poco en una democracia que se llama madura.

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